22 de enero de 2020

2935- ESTO ES SOLO EL COMIENZO...

El actual gobierno de España, sin mayoría y solo posible con el apoyo de los independentistas catalanes y vascos, tendrá que repartir favores de todo tipo para poder subsistir. A costa de los territorios pobres, habrán de favorecerse todo tipo de requerimientos políticos y económicos en cantidad que pronto serán insostenibles. De momento y tal como ya esperábamos todos, se favorecerá que aquellos que buscaron la ruptura de España, proclamando la independencia de Cataluña, salgan lo más pronto posible de la cárcel a la que fueron condenados por el Tribunal Supremo. Nuevas leyes, que como Gobierno de España tienen derecho a decretar, harán que los facinerosos abandonen entre risas los barrotes que ahora les custodian y puedan en breve organizar otros referendos y algaradas que acaben permitiendo la ruptura del Estado Español.

Con esas nuevas leyes que conoceremos en breve, la división del Estado y su conversión en un país federal será poco menos que inevitable. Claro que con ser triste estas medidas no serán las peores... No es fácil ser rico sin dinero y eso es lo que este Gobierno pretende. Con el aumento del SMI se perderá competitividad y sin ella los clientes perderán todo interés en nuestros productos. El campo ya se está abandonando por esa causa, pero detrás vendrá la industria y el turismo. Ojalá me equivoque pero si esto es así, que parece lo más lógico, la economía del bienestar no llegará ni a las paupérrimas previsiones del café para todos. El Sanchismo no podía elegir peores compañeros de viaje: Populismo, Comunismo y Separatismo. Un pequeño país como el nuestro solo aspiraba a mantener lo que ya tenía: Salud, Educación y Protección Social, pero veremos si ello será posible.

De la mano de catalanes y vascos se aprobarán nuevos estatutos y se derogarán otros en vigor, facilitando su permanencia en el Poder a costa de perder el bienestar general. Pedro Sánchez ha dejado claro que un Gobierno de consensos no es el que pretende. Su egocentrismo no se lo permite. El quiere brillar en solitario, aunque sea a costa de destrozar el país y a sus habitantes, motivo por el cual los derechos fundamentales y las libertades públicas están sobre el alero, a punto de desmoronarse. Con los votos de los golpistas a su favor, no le será difícil reformar estatutos y sus procedimientos sin que el resto de la Cámara pueda hacer nada al respecto. Claro que su voluntad política no lo es todo, pues para aprobarlos es indispensable un referéndum y es por lo tanto el pueblo quien podrá decidir.

Veremos también qué pasa con una posible modificación de la Constitución, algo más problemática pero no imposible. De lo que se trata es que, en caso de ruptura nacional, el Fondo de Compensación mantenga la inversión en las autonomías o provincias deficitarias.
La separación de poderes, de la que tanto alardeamos los españoles, es papel mojado si tenemos en cuenta que es el poder legislativo el que dicta su funcionamiento y gobierno. Tanto la Justicia como el Poder Judicial pueden modificarse mediante mayoría absoluta y es ese mismo sistema el que nombra a los miembros del Consejo General del Poder Judicial que nada tienen que ver con el Congreso y/o el Senado. Lo mismo para el Tribunal Constitucional, sus miembros y funcionamiento, así como las tipificaciones del Código Penal. Nada escapa al poder del Gobierno, que para eso está.

Incluso el régimen electoral y su reparto de representaciones podría ser modificado a voluntad. Hace ya mucho tiempo que los diferentes grupos políticos reconocen la necesidad de actualizar el Reglamento del Congreso a los nuevos tiempos. Aunque solo hace falta una mayoría para hacerlo, el acuerdo nunca fue posible puesto que los partidos siempre consideraron necesario que fueran mediante consenso. 
Los últimos intentos no vieron la luz ante la exigencia de los independentistas de que el catalán se introdujera en los debates al mismo nivel que el castellano, lo cual ahora podría ser posible con este nuevo Gobierno tan favorable a concederles cuanto pidan. 
También en su relación con la Corona el gobierno de Sánchez puede tener mucho que decir, pues una ley orgánica podría cambiarlo todo. Ya no digamos en cuanto a los límites provinciales o autonómicos, puesto que de no mediar características históricas, también pueden ser modificados. 
Lo que pasará, ni ellos mismos lo saben. Solo el tiempo lo aclarará todo...

RAFAEL FABREGAT

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