Fue la frase de Junqueras al presidente del Gobierno el día de la constitución del Congreso de Diputados. Y la respuesta no se hizo esperar: "No te preocupes". Faltaba añadir: "Aquí estoy yo para lo que haga falta". No es criticable. Gobernando en minoría, no se sabe nunca a quien puedes necesitar al día siguiente... Pero otra cosa muy distinta es brindar apoyos que vayan en contra de la Ley. A estos elementos, jamás debería habérseles permitido presentar su candidatura y menos aún entregarles el Acta de Diputados. Por culpa de eso, el siguiente paso es su inhabilitación y retirada de dicha Acta. Tiempo inútil que ellos emplean para mofarse de las Instituciones. No les falta razón. Seguimos siendo un país de pandereta y, por si fuera poco, nadie quiere "mojarse", motivo por el cual la presidenta del Congreso le pasó la papeleta al Supremo, que se la devolvió el mismo día. No les corresponde.
No es de extrañar la cara de satisfacción y triunfo que Junqueras mostraba en la recogida de su acta de diputado. Sabe bien que conseguirla era de todo punto ilegal, del mismo modo que, si él mandara, jamás se lo permitiría a un enemigo declarado, como es el caso.
Porque, se diga lo que se diga, él y todos los independentistas son enemigos declarados de España y de los españoles. La satisfacción que muestran en su cara no es más que una clara burla que nos hacen a todos. Claro que se permite por la simple razón de que sus votos son necesarios para lograr mayorías que nadie puede cosechar por sí solo. La libertad tiene cosas muy buenas, pero también malas. Dicen que la Democracia es el menos malo de todos los sistemas de gobierno que hay en el planeta, pero somos muchos los que no lo tenemos muy claro.
Como todos sabemos quienes más usan y abusan de la libertad que otorga la Democracia son los libertinos, indeseables que viven justamente de desestabilizar el país y todo lo que tocan. Es su medio de vida. Un día de estos, este elemento se mofará de todos los españoles al comentar que toda esta burla grotesca fue planeada por él, a sabiendas que no podía llegar a parte alguna. "Pero de momento salimos un rato del trullo y nos reímos en la cara de todos ellos". Se diga lo que se diga este elemento tuvo sus momentos de gloria y hasta sus fotos correspondientes. Claro que a las pocas horas, él y todos los que son como él, estaban de nuevo en la cárcel y al día siguiente en el Supremo, para seguir el curso del juicio que les acusa de rebelión o sedición y malversación de caudales públicos, con petición de 25 años de cárcel. A estos payos, la sonrisa les duró poco...
RAFAEL FABREGAT
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