Ya en el siglo XX, durante la restauración de uno de los bastiones del Fuerte Derawar, se encontraron en el relleno de las paredes proyectiles de catapulta de hasta mil años de antigüedad. Por lo visto, ante la escasez de recursos, toda piedra era buena era buena para fortificar aquellas anchas paredes. La fortaleza es de ladrillo cocido ya bastante deteriorado motivo por el cual, en caso de visita, algunas zonas deben evitarse por el natural peligro de derrumbe. En su interior pequeñas habitaciones para sus habitantes, tan pequeñas que más bien parecen celdas carcelarias. Interesante visitar también el peculiar cementerio de la familia real Abbasi, actualmente propietaria del Fuerte. La mezquita que vemos cerca del Fuerte es de mármol blanco y copia de la que existe en el Fuerte Rojo de Delhi. El turismo se acerca últimamente a este lugar, hasta hace bien poco abandonado por todos, debido al protagonismo del Rally de Jeeps que transcurre por el Desierto de Cholistán y que lo ha puesto en valor. A pesar de su deteriorada majestuosidad, la mayor parte de lo que actualmente podemos contemplar no es el Fuerte original del siglo IX, sino la reconstrucción llevada a cabo en 1733 por Sadiq Mohammet Khan I, primer nawab de Bahawalpur, tras la conquista y encarcelamiento del rey de la familia Jaisalmer. Debido al deterioro del lugar, para visitar el Fuerte es necesario un permiso que expide la propia familia Abbasi y que, en caso de accidentes, les exime de toda responsabilidad.
RAFAEL FABREGAT


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