El Peloponeso es una península griega, unida al continente por el istmo de Corinto.
Desde 1893 el istmo está cortado por un canal de 6,3 Km. de largo, que evita a los barcos el rodeo de la península y sus más de 400 Km. de navegación.
El canal tiene 21 metros de ancho y 8 de profundidad, por lo que solo permite el paso de barcos pequeños. A pesar de ello el tráfico anual supera las 11.000 embarcaciones.
El proyecto constructivo del canal ya lo concibió Periandro de Corinto en el siglo VII, pero hubo de desestimarlo por las dificultades técnicas que suponía en aquella época.
En su lugar construyó una rampa de piedra (Diolkos) sobre el istmo, para poder deslizar los barcos sobre ella. Este camino o rampa, paralela con el Canal, es todavía visible.
Con la construcción del canal, a finales del siglo XIX, ya no fue necesario el descomunal esfuerzo de arrastrar las embarcaciones por más de 6 Km. de este camino de piedra que conecta el Golfo de Corinto con el Golfo Sarónico. Esto que actualmente nos puede parecer una bestialidad, en el siglo VII también supuso sin duda un gran adelanto técnico que las gentes del mar debieron agradecer sobremanera.
Sin embargo la verdadera importancia del Peloponeso es su antiquísima Historia. En la región se encuentran ciudades tan importantes como Olimpia, creadores de los Juegos Olímpicos y centro religioso de la antigüedad, y también Esparta, una de las polis más importantes de la antigua Grecia y ciudad-estado en el periodo clásico. Sus primeros pobladores fueron los Egeos (2600 a.C.) ocupándola posteriormente anatolios, jonios y aqueos.
Esparta fue la primera ciudad-estado peninsular en el 610 a.C. al conquistar más de dos tercios del territorio, pero posteriormente la zona fue dominada por macedonios y romanos. La paz duraba poco en aquellas tierras. Ya en nuestra era, fue conquistada por el godo Alarico I en el 396 y ocupado por tribus eslavas. Tras el final del periodo Bizantino fue conquistado por Venecia y por los Cruzados, para después ser dominado por lo otomanos de Memet II.
El Peloponeso es la prolongación de la cordillera del Pindo continental, por lo que presenta un relieve altamente montañoso, sin faltar amplios valles donde se ha practicado históricamente la agricultura de regadío en sus partes más bajas. Las llanuras pantanosas costeras fueron desecadas siglos atrás para dedicarlas al cultivo y eliminar de paso la malaria que afectaba antiguamente a este tipo de territorios. En las zonas montañosas su economía está basada en la ganadería y el cultivo de olivos y otros frutales de secano. La foto adjunta es del istmo de Corinto, agricultura de regadío compuesta por cítricos, vino, verduras y hortalizas de todo tipo, en la que vemos el Canal y alguno de sus modernos puentes.
RAFAEL FABREGAT
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