7 de febrero de 2016

2006- EL PRIMER PARADOR ESPAÑOL.

Son 94 los Paradores de Turismo diseminados por todo el territorio español. De hecho los hay en todas las provincias de España, a excepción de las Islas Baleares, aunque el Parador de Ibiza (en la foto) ya está a punto de concluir las obras de adecuación y hay otros siete más en esta situación. Se supone pues que, en breve o medio plazo, ya los habrá en todas las provincias y serán 101 los Paradores abiertos en nuestro país.


Sin embargo se quiere puntualizar que, aunque la práctica totalidad de edificios que albergan Paradores de Turismo son históricos, no fue el caso para el que inauguró esta saga de complejos hosteleros de alta categoría. En 1910, con una España sumida en graves problemas políticos y sociales, el rey Alfonso XIII y con el apoyo de D. José Canalejas como Presidente del Consejo de Ministros, encargaron al marqués de la Vega-Inclán la construcción de una estructura hotelera que diera hospedaje a los viajeros, mejorara la imagen internacional del país y con los beneficios contribuyera al mantenimiento de los edificios históricos. El presidente Canalejas murió dos años más tarde, asesinado a manos del anarquista Manuel Pardiñas mientras curioseaba en la Puerta del Sol el escaparate de la Librería de San Martín, ya desaparecida. Dos años más tarde se filmaba una película sobre la vida y muerte de este personaje, interpretando el papel del asesino el actor José Isbert y siendo este su primer trabajo en el cine.


Muchos años después, en 1926, el rey Alfonso XIII decidió que la primera infraestructura de esta naturaleza se realizase en la Sierra de Gredos, concretamente a 2 Km. del pueblo de Navarredonda de Gredos (Ávila). Sería sin embargo una obra de nueva construcción y que tras más de dos años de obras ofreció al mundo un lujoso lugar de hospedaje entre cuyas paredes se decidieron grandes avatares de la Historia de España. El lugar carecía de historia anterior, pero serían muchas las páginas que se escribirían en el futuro. 
Los días 15 y 16 de Junio de 1935 se reunieron en este lugar los miembros de la Falange Española, con José Antonio Primo de Rivera y Raimundo Fernández Cuesta, al frente. Les acompañaban los miembros de la Junta Política, los Jefes Provinciales y Territoriales, así como los Consejeros Nacionales. 

El motivo no era otro que preparar un Golpe de Estado contra la II República, tras el que Primo de Rivera se presentaría como Jefe del Gobierno y en el que Franco, Mola y Serrano Suñer serían ministros de Defensa, Gobernación y Justicia, respectivamente. Estas reuniones desarrolladas en la llamada "Peña Histórica de Gredos" desembocaron, como todos sabemos, en el estallido de la Guerra Civil Española de 1936-39. Lo que allí se forjaba era la unión de la Falange Española, de Primo de Rivera con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. Como también sabemos, al estallido de la guerra José Antonio Primo de Rivera fue apresado y condenado a muerte; fue fusilado en Alicante el 20 de Noviembre de 1936. El 17 de Abril de 1937 Franco fue nombrado Jefe Nacional de la Falange Española y de las JONS, así como Caudillo del Movimiento Nacional. 


Cisneros, Rodríguez de Miñón y Pérez-Llorca (UCD). Peces-Barba (PSOE). Jordi Solé Turá (PCE). Manuel Fraga (AP). Miquel Roca y Junyent (Minoría catalana).
El Parador de Gredos fue lugar de reunión y descanso de otras muchas personalidades. Numerosos intelectuales del siglo XX se dieron cita en este lugar. También actores, cantantes y famosos quisieron conocer aquel Primer Parador Nacional y comer en su extraordinario restaurante. El futuro rey D. Juan Carlos I, siendo todavía Príncipe de Asturias, pasó muchas jornadas de caza y pesca con Franco, en este idílico lugar. Unos años después, a la muerte del dictador, se reunieron en 1978 los llamados "Padres de la Constitución" al objeto de elaborar el eje vertebrador de la nueva Democracia. Así pues la Constitución Española, después aprobada en referéndum por todos los españoles, nació en el Parador de Gredos. No es pues un castillo, ni siquiera un monasterio, pero reúne tanta o más historia de la que cualquiera de aquellos pudiera tener.

RAFAEL FABREGAT

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