En cada uno de los territorios ocupados se desarrollaron con personalidad propia y ello ha impedido un correcto seguimiento. Ni siquiera los que habitaban la Península Ibérica tenían una misma escritura y de hecho se conocen tres diferentes: la del suroeste, la meridional y la levantina, siendo esta última la única que ha podido descifrarse. Otra rama de los Iberos asentados en la España actual, sin duda la más importante, fueron los Tartessos. Su cultura y amor por el arte iba muy por delante del resto de pueblos peninsulares, siendo denominada por todos los historiadores como la primera civilización occidental. Posteriormente llamados Turdetanos, desaparecieron hacia el 500 a.C. barridos quizás por los Cartagineses.
En cuanto al origen de los Iberos, la mayoría de los estudiosos coinciden en afirmar que llegaron de regiones al este del Mediterráneo, aunque no tan al este como para pensar que procedieran del Reino de Iberia. Lo cierto es que estaban extendidos entre el Mediodía francés y el Algarve portugués, no descartándose la posibilidad que fueran una corriente migratoria procedente de Oriente Medio y quizás por tanto del antes mencionado Reino de Iberia, desplazados hacia tierras occidentales. Lo más lógico es que en su periplo fueron fundiéndose con los pueblos que encontraron en su camino por lo que, aunque los diferentes pueblos Iberos tenían características comunes, no eran una etnia homogénea.
Ya en el primer milenio de nuestra era, la fuerte rivalidad entre persas y bizantinos por dominar el Cáucaso trajeron la desgracia del Reino de Iberia, cuyo rey acabó teniendo una representación solamente formal, en un territorio dominado por los persas. El año 591 Persia y Bizancio acordaron la división y reparto de su territorio. Los árabes llegaron a Iberia el año 645 y forzaron la deslealtad a Bizancio y el reconocimiento al Califato como protector. Un emir árabe quedó instalado en Tiflis el año 653 y con él desaparecía para siempre el Reino de Iberia. En la Georgia medieval, la teoría de que sus antecesores fueron los colonizadores de la Península Ibérica, cobró tal fuerza que algunos nobles pregonaron su interés en visitar las tierras de los "Iberos del Oeste".
RAFAEL FABREGAT
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