21 de diciembre de 2015

1966- LA PELOTA EN EL TEJADO.

Lo que se esperaba ha sucedido. El Partido Popular solo ha obtenido una mayoría simple, con la que no puede nombrar Presidente y menos aún gobernar. Mariano Rajoy queda relegado a la oposición, como ya sucedió a los candidatos de su partido en las elecciones municipales y atonómicas de Mayo del presente año. Muchos recortes y demasiada corrupción. Bueno, pues ya está. Esta es la grandeza de la Democracia. ¿Era eso lo que queríamos la mayoría de españoles?. Pues eso es lo que tendremos, ya por tercera vez. Porque España es de izquierdas y esto se sabe aquí y en Tanganica. Claro que aquí no se hace asco a nada y cuando los "nuestros" hunden el barco votamos a la derecha para que recupere la flotación y seguir navegando tan ricamente.


Pero hagamos un poco de Historia... 
En 1979, tras una dictadura de 40 años, el partido de la UCD (Unión del Centro Democrático), llamado de centro pero formado en realidad por gente de derechas, encauzó la Transición Española dotándola de firmes raíles que encaminaron al tren español hacia la tan ansiada Democracia. Apenas conseguidos los objetivos que se pretendían y sin problemas de corrupción, que hoy sirven de excusa, en 1982 los españoles votaron masivamente al Partido Socialista (PSOE) hasta el punto de provocar la total desaparición de la UCD. En 1996, hundida por dos veces la economía del país, los españoles votaron nuevamente a la derecha del PP (Partido Popular) para intentar achicar el agua que inundaba la bodega del barco español. 

Una vez más el PP (la derecha) salvó los obstáculos y situó a la economía española en el punto más alto de la Historia, pero de nada le valió al "salvador". 
El 11 de Marzo de 2004, a tres días de las elecciones generales, terroristas islámicos colocaron varias bombas en la red de cercanías de Madrid provocando la muerte de 193 personas. 
Con el terrorismo, nuevamente tuvimos la excusa para dirigir la mirada hacia "nuestra" inclinación natural, por lo que los españoles volvieron a votar de forma masiva al Partido Socialista (PSOE). Tras cuatro años de eufórica inercia la economía vuelve a hundirse, esta vez hasta cotas jamás imaginadas. Se desploma toda la actividad industrial y comercial, con pérdida de 1500 puestos de trabajo diarios, abocando al paro a casi 6 millones de personas.


Agobiado por la crisis imparable, en la segunda legislatura el PSOE adelanta las elecciones a 2011 y por tercera vez los españoles, agotados por la miseria y los desahucios, se agarran a las ramas del Partido Popular dándole su voto en mayoría absoluta, como forma de evitar el hundimiento de la nave. La fórmula para achicar tal cantidad de agua es especialmente dura, muy dura. Se evita el hundimiento de los Bancos con dinero público, al tiempo que se suben los impuestos y las pensiones ya no se equiparan al IPC como había sido tradicional. Mucha gente pierde su casa por no poder atender sus obligaciones con los Bancos. Algunos abuelos apoyan con su escasa pensión a hijos y nietos. Pero, en fin, poco a poco la economía va recuperándose. Ahora, siempre hay algo determinante, varios casos de corrupción entre algunos dirigentes del PP y, con más razón que un santo, estalla el clamor popular. 


Poco importa que ya no aumenten las cifras de paro y que la economía empiece a ascender claramente. Con escasas fuerzas pero el barco vuelve a flotar. Los españoles están nuevamente en condiciones de votar a los "suyos", a la izquierda natural. Ahora quizás con más entusiasmo si cabe, puesto que un nuevo partido emergente de izquierdas renueva la ilusión. Es tiempo de pactos, pero el resultado es tan variopinto que no sabemos siquiera si podrá gobernarse el país. Con apoyos o abstenciones puede haber investidura, pero difícil gobernar pues ni PP ni PSOE tienen los escaños suficientes para hacerlo sin contar con los independentistas. En cuanto a los partidos emergentes... ¡Demasiadas propuestas utópicas!. ¿Qué le vamos a hacer?. No es su culpa, sus intenciones son buenas. El problema es que, lamentablemente, no hay dinero para todo. 

RAFAEL FABREGAT

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