Sin embargo no todo está en la variedad de la uva, no nos engañemos, por eso hay botellas de Chardonay a 25 € y las hay a 2 €. Es la variedad sí, pero también lo es la tierra, la altura, el clima y muy especialmente su elaboración. Una determinada marca se abre paso en el mercado del vino ofreciendo una calidad similar, año tras año. Para el comprador no todo está en el precio. La uva Chardonay es excepcional, pero es una variedad muy neutra y, como tal, su calidad depende mucho del clima y del terreno donde ha sido cultivada, pero también de su elaboración y paso por roble, en su caso. Se vinifica pues en estilos muy diferentes y según el destino final que se pretende, incluso produciendo con ella el mejor champán.
El Chardonay producido en climas fríos es más ligero y ácido, con un aroma a frutas verdes. En zonas cálidas presenta un sabor más cítrico o a melocotón. Cuando se produce en zonas muy cálidas tiende a ofrecer notas más potentes como la banana, el mango o el higo. En este último caso incluso se lleva a cabo la fermentación maloláctica para reducir su acidez y ofrecer mayor plenitud en boca. Esta fermentación se hace por medio de bacterias (Oenococcus oeni) y no de levaduras, como es lo habitual. Aunque antiguamente este sistema solo se empleaba en la fermentación de vinos tintos, en la actualidad también se hace en algunos blancos. El objeto es darle mayor estructura y densidad en el paladar.
Goaus blanc, antecesor del Chardonay. |
RAFAEL FABREGAT
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