Hablábamos hace unos años de la ineptitud del presidente Zapatero (PSOE) y del pantanal en el que hundió a España y a los españoles en sus ocho años de mandato, dejando al país metido en la crisis más grave de su Historia. Pero, ¡ay amigos...! Comprobado está, que más vale malo conocido que bueno por conocer. Zapatero era inepto pero no engañó a nadie. Parecía lo que era. Ya lo llevaba en su cara y nada de lo que hizo sorprendió a nadie, ni siquiera a los suyos, que a su sombra hicieron y deshicieron como quisieron, a sabiendas de cuales podían ser las consecuencias. España es un gran país, pero no es un pozo sin fondo.
Ahora, tras cuatro años de respirar tranquilos sin su presencia (en las últimas elecciones generales ganó el PP) pero ahogados por las deudas provocadas por el desenfreno y la rapiña más espeluznante de unos y otros, estamos consiguiendo salir del bache de la mano del presidente Rajoy (PP) pero de forma muy negativa. A pesar de haber mantenido las ayudas sociales, la gente lo está pasando ciertamente mal y las consecuencias se han visto reflejadas en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, en las que el Partido Popular (en el poder) y el PSOE en la oposición, han perdido tal cantidad de votos que han permitido auparse en ciudades y autonomías a la izquierda más radical y algún que otro anarquista. La Ley del embudo, pero cogiendo (ellos) la parte más ancha.
El caso es que el PSOE está actualmente presidido por un tal Pedro Sánchez que, con un fondo igual o peor que el de Zapatero, tiene cara de listo y esa es la cuestión. Se trata simplemente de que no se le ve venir y he ahí el problema. Una cara de inteligencia, que no se corresponde con la realidad... Hasta ahora gobierno y oposición, alternando entre socialistas (PSOE) y conservadores (PP), han ido gobernando el país con mejor o peor suerte pero siempre guardando las formas y con un escrupuloso respeto a la Constitución y a las Leyes que de ella emanan, pero eso ha cambiado en estos últimos tiempos y lo ha hecho por la ineptitud de Pedro Sánchez y sus prisas por alcanzar el poder.
Las presiones económicas del gobierno del PP a los contribuyentes, al objeto de conseguir la estabilidad del país en el menor tiempo posible, le han hecho perder la confianza de los españoles que han sufrido en sus carnes tantos recortes. Con estas medidas de auténtica pobreza para muchos, con un desempleo galopante y los impuestos en alza continuada, el PP ha perdido la confianza de un importante sector de la población que ha sido aprovechado por nuevos partidos de la izquierda más radical para escalar posiciones hasta niveles nunca logrados desde la Democracia que los españoles nos dimos en 1978. Claro que eso no sería lo más grave si el partido del PSOE se hubiera mantenido fiel a la Constitución establecida en la citada Transición Política, pero quedaron atrás los tiempos de concordia, paz y libertad.
A Pedro Sánchez le entraron las prisas por mandar y, al igual que han hecho los partidos radicales de izquierdas, quiso sacar tajada de este momento bajo del partido gobernante (PP) sin recordar el motivo por el que, tan solo cuatro años atrás, el PSOE fue relegado del poder. Marcharon por la ineptitud de Zapatero y ahora, con Pedro Sánchez, han vuelto a fracasar. En las últimas elecciones (municipales y autonómicas) la consigna de Sánchez fue eliminar del poder al PP con todas las armas a su alcance. Sin embargo, a pesar de la presión a la que el Partido Popular nos ha sometido estos últimos años, todavía ganó por mayoría de votos en la mayor parte del territorio nacional, pero no con la diferencia suficiente para alcanzar la mayoría absoluta.
Las elecciones fueron ganadas en Mayo de 2015 por el PP en la mayoría de ciudades y autonomías pero, gracias al proceder destructivo de Pedro Sánchez (PSOE) España está siendo gobernada por partidos de la izquierda más radical, secesionistas y republicanos, e incluso algunos anarquistas. La consecuencia, que ya empieza a preocupar al propio Partido Socialista (PSOE), es la presencia de banderas republicanas y secesionistas en balcones de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas que, negando obediencia a la Constitución de 1978, están eliminando emblemas monárquicos y sustituyendo el nombre de calles y plazas históricas, pretendiendo incluso anexionarse territorios vecinos, en base a datos históricos que no son ciertos y poniendo en peligro la paz entre los propios españoles. Todo gracias al PSOE de Pedro Sánchez que ha facilitado su acceso al poder en minoría.
La incompetencia de Zapatero hundió la economía nacional, pero mantuvo al país unido. Es ahora, con la ineptitud de Pedro Sánchez y el poder destructivo de sus actuaciones políticas, cuando España está abocándose al mayor precipicio de su corta historia democrática. Aquí, como en todas partes, los trabajadores solo sabemos trabajar. Son los gobernantes, los que hunden o levantan estados. Los que convierten a un país mediocre en la más poderosa de las naciones y los que, cogiendo al más rico de los países del mundo, lo hunden en la miseria más absoluta cuando no en una guerra civil, en la que tienen que enfrentarse padres a hijos y a éstos con sus propios hermanos. Y todo por el poder... Claro que en Democracia, los votos (y los pactos) son los que mandan. Las consecuencias, ya se verán. Más pronto de lo que nos imaginamos...
RAFAEL FABREGAT
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