1795- LLEGAN LAS PRISAS.
Los calores del inminente verano llevan a las prisas por arreglar lo irremediable y también lo fácil de solucionar. Ya no solo son las mujeres, como sucedía antaño. También los hombres se están apuntando al carro de las depilaciones, de la "tableta" abdominal y de los bañadores sexis y a la última moda. ¡Ay que tiempos aquellos -vaya mierda- cuando hasta las féminas mostraban sus "bigotes" por los laterales del bañador!. ¿Otros tiempos?. No, no. ¡Lo feo siempre es feo y lo bonito bonito!. Aceptamos que fuera moda en otros tiempos que la mujer gustara rolliza y hasta cargada de carnes, pero lo de los "bigotes" no tiene perdón de Dios.
En invierno e incluso a las puertas de la primavera, nadie se acuerda que el verano está a la vuelta de la esquina y cualquier excusa es buena para zamparse una buena paella con los amigos/as. Lo de hacer ejercicio y cerrar la boquita estaba escondido en lo más profundo de nuestro cerebro. Después todo son prisas y malos resultados. Los michelines no se van en cuatro días mal contados, necesitan continuidad y una dedicación absoluta. ¡Ay que envidia me dan los/as que comen y beben lo que quieren y nada les afecta...! Claro que esos/as son cuatro gatos mal contados. Al resto de los mortales nos afecta la tapa y la cerveza, el bocadillo mañanero y la copa de vino, el café, el cortado y no digamos la copa o el cubata que puede ir detrás. ¡Ay Señor!. Está visto que la felicidad es imposible...
Pero, en fin, volviendo al asunto del verano, de la playa y de los tipazos... Yo no abuso de la comida, ni de la bebida y menos aún del sexo, pero no consigo rebajar peso. Quizás esto último vaya bien para perder peso pero, ¡ya jubilado...! Es lo que yo digo siempre, ¿cómo bajar peso sin trabajar de día ni de noche?. ¡Y eso que me casé con la más guapa!. Difícil, lo tengo difícil. Ni siquiera puedo tomar el sol puesto que, por prescripción facultativa, se me ha prohibido por mi propensión a las manchas solares y peligro de cáncer de piel. Total, que estoy hecho unos zorros. La única solución sería, si acaso, que en cada cumpleaños tuviera uno de menos, pero me han asegurado que eso es imposible. Tendré que aguantar lo que venga.
Queda solo el tema de la depilación. Eso es fácil y cada día más barato. Especialmente si aceptas los servicios de los miles de "profesionales" que van de casa en casa, sin cotizar a la Hacienda Pública ni a la Seguridad Social. Claro que si te hacen un corte en una pierna o una quemadura en parte impronunciable, con la cera o con el láser de segunda mano comprado en mercadillo callejero, ya te apañarás. De todas formas, pienso yo... ¿Para qué tengo que depilarme si no puedo ir a la playa a tomar el sol?. Bueno, quizás bajo una sombrilla de doble tela, con dos capas de protector solar factor 80 y gafas de sol, más que nada para que no me conozcan. Eso, eso tendré que hacer. Por cierto, el de la foto no soy yo...
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario