A la llegada de los primeros europeos, los amerindios que habitaban la región ya hacía mucho tiempo que se habían convertido en agricultores y ganaderos, con infraestructuras económicas y políticas que, aunque trasnochadas, poco tenían que envidiar a las de quienes llegaban para arrebatarles sus tierras, su tranquilidad y hasta incluso su vida. Por extraño que pudiera parecerles a quienes llegaban a las "nuevas" tierras con pretensiones sin fundamento, los Iowa ya cultivaban las tierras desde el siglo X a.C. aunque lógicamente con herramientas y utensilios anclados en el pasado. Aún así, los europeos les llevaron más problemas y enfermedades que adelantos con los que bendecir su llegada.
Ciudad de Dubuque (Iowa). |
En 1803 los Estados Unidos consiguieron Iowa por compra a Napoleón Bonaparte al precio de 7 centavos de dólar por hectárea. Se pagaron 15 millones de dólares por un total de 2.144.476 Km2. Las tierras adquiridas por esa cantidad comprendían los Estados de Arkansas, Misuri, Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska,
Minesota al sur del Misisipi, gran parte de Dakota del Norte, Dakota del Sur, noroeste de Nuevo México, norte de Texas, la sección de Montana, Wyoming y Colorado al este de la divisoria continental y Luisiana a ambos lados del Misisipi, incluyendo Nueva Orleans, además de una parte importante de las provincias de Alberta y Saskatchewan en el actual Canadá. Todo ello habitado por no más de 35.000 personas.
A ese precio... ¿cuánto valía todo el planeta?. Por lo visto a Francia le había costado pocos esfuerzos hacerse con la propiedad de esas tierras. Ninguna, diría yo, puesto que se las había robado a España tras la "Guerra de los siete años". Así cualquiera... ¡todo beneficios!. Era mejor vender barato que perderlo en breve plazo contra los ingleses. Según palabras del propio Napoleón: "no ha sido un gran negocio para Francia, pero les hemos dado a los ingleses un competidor en su monopolio marítimo". Y es que en política hay que mirar los negocios a largo plazo... Para los Estados Unidos era la primera pieza del puzzle pues conseguir también la parte española de Oregón y Florida fue pan comido.
RAFAEL FABREGAT
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