27 de enero de 2015

1639- EL CASTILLO DE EILEAN DONAN.

A un lado del lago Duich, al noroeste de Escocia (Reino Unido), está situada la pequeña isla de Eilean Donan y sobre ella el famoso castillo del mismo nombre, fortaleza romántica pero difícil de tomar puesto que solo un estrecho puente de piedra la separa de la orilla. 


El lago Duich está conectado al océano Atlántico por medio del lago Alsh y por tanto afectado también por las mareas, lo que hace complicado su acceso sin utilizar el citado puente.
El Castillo de Eilean Donan fue construido en 1220 por Alejandro II de Escocia, sobre las ruinas de un fuerte de las tribus pictas para la defensa de las incursiones vikingas. También fue refugio de Roberto I de Escocia, enemigo acérrimo de Eduardo I de Inglaterra que buscaba la anexión de esas tierras a la Corona Británica. Lograda esa unión el Castillo de Eilean Donan fue abandonado hasta el siglo XVII cuando, con motivo del levantamiento que pretendía devolver el trono a Jacobo II de Inglaterra, pidieron ayuda a los españoles, entonces gobernados por Felipe V. 

El monarca español aceptó prestar la ayuda requerida y mandó un destacamento de 300 soldados, parte del cual se instaló en el Castillo de Eilean Donan como vigilantes del polvorín instalado en el subsuelo. Los rumores del levantamiento y la ayuda española llegaron a oídos británicos que de inmediato mandaron tres fragatas para acallarlos. La pequeña resistencia española fue fácilmente derrotada y para que el Castillo de Eilean Donan no fuera nunca más usado como punto estratégico en otros posibles levantamientos fue bombardeado durante tres días seguidos para, al final, demolerlo haciendo explotar el polvorín que acogía. 


Este fue el final del famoso castillo, que quedó convertido en un simple montón de escombros. También sería el final definitivo de los levantamientos en apoyo de Jacobo II que fueron totalmente derrotados en la Batalla de Culloden en 1746. No sería hasta 1911 cuando, siguiendo la tradición romántica de principios del siglo XX, el teniente coronel MacRae Gilstrap decidió comprar la pequeña isla y el montón de ruinas que contenía, en un intento de devolver a dicho lugar el encanto de siglos pasados. Para facilitar las labores de desescombro y nueva construcción del castillo, hizo levantar el puente de piedra que hoy podemos contemplar y que inicialmente no había en el lugar. 

Veinte años hicieron falta para dar por finalizada la obra que quedaba inaugurada en 1932. El nuevo castillo que hoy podemos contemplar, se elevó exactamente sobre los cimientos primitivos del castillo anterior, aunque había pocos datos de la silueta del castillo original. Tras muchísimas improvisaciones el resultado resultó armonioso, de aspecto antiguo pero con instalaciones interiores modernas y de gran comodidad, muy superiores a lo que puede esperarse de un castillo que aparentemente pertenece al siglo XVIII o anterior. La visita nos muestra un interesante salón y cocina o habitaciones normales para cualquier casona de la comarca. 

Nada especial que compense el pago de la entrada y guía correspondiente, ya que el acceso a la isla es gratuito a partir de las 6 de la tarde y por lo tanto podemos llegar hasta las mismas paredes del castillo sin pagar un solo céntimo. 
Interesante, eso sí, ver el castillo con su iluminación nocturna que lo transforma por completo, al darle mayor amplitud y una imagen fantasmagórica que reaviva sus más antiguas leyendas.

RAFAEL FABREGAT

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