España, Italia y Grecia han sido en su día, nadie puede dudarlo, los tres países y las tres culturas más importantes del planeta. Lo fueron durante siglos, pero una cosa es ser pioneros y otra muy distinta mantenerse en la cúspide. Inventar, crear y descubrir es muy difícil, pero más difícil es mantener la supremacía del poder. Dicen que quien da primero da dos veces, pero dar primero no significa ser más inteligente ni tener el brazo más fuerte. La inteligencia y la fuerza vienen por naturaleza, mientras que para dar primero se necesita una valentía y un coraje que los inteligentes no suelen tener. Cualquiera, hasta el más necio, puede plagiar al inteligente, al descubridor, pero éste raras veces sabe defender sus derechos puesto que la fuerza bruta no es innata en este tipo de indivíduos.
Acabaron los tiempos en que los griegos, la civilización cultural por excelencia, dominaran los países mediterráneos con la fuerza de su cultura y de su poder negociador. Acabaron los tiempos en que los romanos, herederos de la cultura griega y conquistadores por excelencia, dominaran buena parte de Oriente Medio, los países africanos lindantes con el mar Mediterráneo y la mitad del continente europeo, hasta llegar a tierras británicas. También acabaron los tiempos en que los españoles, herederos de la cultura griega y romana, reconquistaron la Península Ibérica al derrotar a todos sus invasores y se adentraran allende los mares para descubrir el Nuevo Mundo y cientos de islas del océano Pacífico hasta alcanzar Nueva Guinea y las Islas Filipinas.
¿Qué queda de todo aquello?. Nada. Quinientos años después de aquellos tiempos, ya todo está descubierto y conquistado. La mayor parte de aquellos territorios han vuelto a las manos de los nativos, a quienes pertenecen. No todo, ni siquiera la mitad, porque el poder conquistador de aquellos que ostentan la fuerza, mantienen el dominio del territorio de aquellos infelices que no supieron o no pudieron defenderlo. Miles de islas siguen en poder del Reino Unido, de Francia y de Holanda. Medio continente americano fue robado a los indios norteamericanos que fueron aniquilados, casi en su totalidad, mientras los supervivientes fueron confinados en "reservas" improductivas. Así nacieron los Estados Unidos y de la misma manera fue dominada Australia y todo el continente de Oceanía.
A todo lo anterior hay que añadir ahora una nueva forma de piratería, la más radical por ser legal y de consecuencias imperecederas. Se llama Land Grabbing. El significado es "acaparamiento de tierras", la más atroz piratería de todos los tiempos. Aunque sea el más espeluznante de los atracos, a eso ya no se le puede llamar robar. No se puede porque legalmente se trata de una compra. Millones de hectáreas de las mejores tierras del mundo están cambiando de propietario.
Para los piratas esta operación es todavía más fácil y duradera que la conquista por las armas. Se trata de matar a sus dueños de hambre y, a punto de expirar, comprarles sus tierras al precio que se le acomode al comprador. Por bajo que sea, venderán. Aunque solo sea por un plato de lentejas. Para sus propietarios se trata simplemente de sobrevivir. Es la "carrera mundial por las tierras", la llamada Land Grabbing. A esta carrera, actualmente legal, se apuntan los mayores piratas de la Historia, la antigua y la contemporánea.
Empresas privadas, comerciales, financieras y hasta incluso algunas naciones interesadas en determinados recursos naturales, tierras raras y escasas, que son en este momento de valor incalculable. En cuanto a la tierra fértil normal todos sabemos que, en un futuro inmediato, tener o no tener tierra significará tener comida o morir de hambre. Y eso lo saben bien quienes dominan el mundo. Política y económicamente, Italia, España o Grecia ya no son nada de lo que fueron. Tuvieron la inteligencia para crear y la osadía para descubrir, pero no la fuerza para mantener sus derechos y conquistas. A fuerza y tesón les ganaron los alemanes y a sinvergüenzas y piratas los ingleses.
Claro que nada es para siempre. En este momento y por una simple cuestión de cantidad, están ganando la batalla los chinos, más aún si se alían con los rusos. De todas formas China ya ha visto "la luz de la prosperidad" y esa luz no pasa por Rusia. El norte es demasiado frío y oscuro. De allí solo les interesa el petróleo y el gas natural. Tiene mayores ventajas comerciar con Occidente. Será después de meter en su caja fuerte todo el oro del mundo, cuando China dirá su última palabra. Para entonces, también las mejores tierras del planeta serán de su propiedad. Y sin guerras, todo legalmente adquirido.
España, Italia y Grecia, que han sido durante siglos grandes estrellas del universo económico mundial, están siendo asfixiadas por los actuales "dueños" de la economía europea, con Alemania y Holanda a la cabeza y con el beneplácito del Reino Unido y Francia.
De todas formas y justamente porque nada es para siempre, semejante asfixia ha alumbrado políticas independentistas y a radicales de izquierdas que solo Dios sabe en qué pueden desembocar. Que nadie se alegre pues de su alumbramiento.
No se trata de que estos
elementos sean mejores o peores. Se trata de que el mundo siempre ha estado dominado por el capital y cuando la Democracia permite que dicho poder caiga en manos del pueblo, suelen llegar los cuatro jinetes del apocalipsis.
Al dinero, símbolo del poder en este mundo injusto y cruel, no le gusta que elementos radicales pongan trabas a sus abusos, por la sencilla razón de que el dinero sin poder... ¡Solo es papel mojado!.
RAFAEL FABREGAT
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