El edifico es uno de los más suntuosos de la capital española, de noble fábrica y materiales de primerísima calidad; mármoles de Carrara, frescos de los mejores pintores de la epoca, tapices de Gobellinos, lámparas francesas, suelos de maderas exóticas, alfombras de la Real Fábrica, sedas chinas y profusamente decorado con óleos de Ferrant, Pradilla, Suñol, Domínguez Bécquer, etc. El edificio cuenta con sótano y tres pisos en los que se reparten despachos, biblioteca, diferentes salas y comedores, monumental escalera, habitaciones, sala de baile, sala de billar, sala de música, salón de tapices, capilla, diferentes baños y un larguísimo etcétera de estancias que se completan en el sótano con las cocinas, dependencias del servicio y oficinas de los empleados del marqués.
A la muerte sin hijos de los marqueses, el palacio fue heredado por su ahijada Raimunda Avecilla, condesa de Villapadierna, que era hija de su administrador Federico Avecilla Delgado. En el transcurso del tiempo fue adquirido por la Compañía Transmediterránea, por la Confederación Española de Cajas de Ahorro, por el Ayuntamiento de Madrid y por el industrial Emiliano Revilla. Durante casi un siglo y por fortuna para muebles y decoración interior, el edificio permaneció cerrado y sin uso. Aún así, los años y su nulo mantenimiento, unido a los estragos de la Guerra Civil de 1936, dejaron el palacio en vías de demolición.
En 1976 fue declarado Monumento Histórico Artístico y salvado de su desaparición. Tras su rehabilitación se reabrió en 1992, con motivo del V Centenario del descubrimiento de Colón y de la capitalidad cultural europea de la ciudad de Madrid. Se abre como Casa de América y como centro de intercambio cultural entre España y el Nuevo Continente. Centro cultural por excelencia, en dicho edificio se realizan todo tipo de exposiciones, conferencias, etc. y en sus salas se graban diferentes actuaciones artísticas, videoclips, etc.
Pero vayamos a la leyenda de tan emblemático palacio...
Según la leyenda, que corrió de boca en boca por todo Madrid, este palacio encierra los fantasmas de los marqueses de Linares, pero también y muy especialmente el de una niña, supuesta hija del marqués. Según propia confesión de José Murga a su padre, el comerciante Mateo Murga Michelena, el joven marqués se había enamorado una bella muchacha de origen humilde, Raimunda Osorio, hija de una cigarrera del barrio de Lavapiés. Al conocer su padre el nombre de la joven, horrorizado mandó a su hijo a estudiar a Londres con el fin de que olvidara aquel amor de juventud.
El motivo era que aquella muchacha era fruto del amor extramatrimonial de Mateo con la cigarrera y madre de la joven, por lo cual ambos jóvenes eran hermanos por parte de padre. El tiempo y la distancia no consiguieron borrar aquel amor y a la muerte del marqués los jóvenes se casaron. Un tiempo después José encuentra una carta de su padre en la que le explica las razones de su oposición.
Palacio de Linares 1930.
Conscientes del pecado de incesto, los jóvenes se dirigen al Papa Pío IX exponiendo lo sucedido y éste les otorga una bula denominada "Casti Convivere" por la cual podrán seguir viviendo juntos pero en castidad. Sin embargo la bula llega tarde puesto que Raimunda ya se encuentra embarazada. Ante el escándalo de consecuencias mayúsculas, se silenció este hecho y nació una niña que se dijo fue asesinada y lapidada allí mismo.
Palacio de Linares 1955.
Nadie sabe exactamente donde fue enterrada o emparedada pero, según se comentaba por los madrileños, su espíritu siguió vagando por aquellos salones y dependencias. Parece ser que la pequeña Raimundita fue ahogada al nacer y enterrada en algún lugar de la casa. Sea como fuere, nadie llegó a verla, de la misma manera que no hay constancia histórica de que sus padres fueran medio hermanos. Tampoco hay prueba alguna de que hubieran tenido descendencia.
Todo son pues viejos rumores que corrieron de boca en boca en el Madrid de aquellos tiempos. Sigue diciéndose, eso sí, que los espíritus de aquellos padres que asesinaron a la niña por no querer perder su privilegiada posición social, siguieron vagando en el escenario de su criminal proceder. También dicen oírse canciones infantiles y la débil voz de la niña que llama implorando el amor paterno. Todo fue renovado para 1992 con motivo de la adaptación del palacio a Sede de la Casa de América. El edificio fue vaciado en su totalidad y construido un auditorio subterráneo, por lo que hasta la vegetación del jardín fue renovada. No sabemos si los viejos espíritus huirían ante semejantes transformaciones...
RAFAEL FABREGAT
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