GAT. Capital del Reino de los Filisteos. |
Bajo el reinado de Saúl, los israelitas estaban en guerra contra los filisteos del rey Achish. A éstos los lideraba un gigante llamado Goliath. Tras cuarenta días de enfrentamientos el rey de los filisteos propuso a Saúl que eligiera a su mejor hombre para enfrentarse a su líder y quien ganara el combate ganaría la batalla sin arriesgar más vidas. Todos se miraron pero nadie respondió, siendo David el que pidió a Saúl ser el elegido. Mientras Goliath acudió a la cita armado hasta los dientes el pequeño David, pastor de profesión, acudió al lugar con el cayado y la honda con los que controlaba a sus ovejas.
Aconsejado por Saúl, David se había probado la armadura de su rey pero al no estar acostumbrado no se sentía cómodo y se la quitó marchando al encuentro del gigante. Por el camino recogió cinco piedras de un arroyo, lisas y del tamaño que consideró adecuados.
Goliath se burló al verle tan indefenso pero apenas dio el primer paso David le estampó una pedrada entre las cejas que lo dejó inconsciente. Acto seguido, con la espada del propio gigante le cortó la cabeza. Tal hazaña viajó por bocas y lugares provocando los celos del rey Saúl que ordenó su captura. Según relata la Biblia, en tiempos de Davíd el rey de los filisteos era Aquish. Gat estaba situada al noroeste del territorio controlado por los filisteos y era el hogar de Goliath. Tras la derrota de éste a manos de David, como enfrentamiento entre filisteos e israelitas, el rey Saúl tuvo celos de sus éxitos y le persiguió para matarle.
Ante el acoso de Saúl, David se refugió en Gat y se puso al servicio del filisteo Aquish que lo acogió con agrado. La Biblia, en el Libro de los Salmos, cuenta que los celos de Saúl fueron condenados por Javéh, ordenando al profeta Samuel que ungiera a David como nuevo rey de Israel. Poco después una nueva batalla enfrentó a filisteos e israelitas pero los nobles filisteos no confiaron que David empleara todas sus fuerzas contra los suyos y se negaron a que los acompañase. Esta batalla tuvo lugar en Gilboa y en ella murieron el rey Saúl y su hijo Jonatán. El profeta Samuel vio en el final de la Casa de Saúl, la señal de Javéh para proceder a ungir a David como nuevo rey de los israelitas y le mandó llamar, rogándole se dirigiera a Hebrón para ser nombrado rey de Judá. Sin embargo algunas tribus del norte no estuvieron conformes y buscaron un descendiente lejano de Saúl como sucesor. No teniendo la confianza de las doce tribus de Israel, David buscó una ciudad neutral para gobernar. La elegida fue Jebus, primitiva Jerusalén, que en ese momento no estaba dominada por Judá ni por los israelitas del norte.
En poco tiempo David conquistó la confianza de las doce tribus israelitas y marcharon hacia Jebus, conquistándola en breve espacio de tiempo y convirtiéndola en capital de Israel. El nombre de Jebus fue eliminado de inmediato y pasó a llamarse Ciudad de David. Más tarde quedaría definitivamente como Yeru Shalem (Jerusalén). De inmediato el nuevo rey quiso construir un templo que representara el Reino de Dios en la Tierra pero el profeta Natán le dijo en nombre de Javéh que debían esperar una generación por los muchos crímenes cometidos. Lo construyó su hijo Salomón. Todo esto parece ser que sucedía (+/-) hacia el año 1000 a.C.
RAFAEL FABREGAT
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