Históricamente, casi desde que el mundo es mundo, por medio del matrimonio se evitaban las guerras y se unían los pueblos. Nabucodonosor II (630-562 a.C.) se casó con la hija del rey Ciáxares y de esta forma quedaban unidos Medos y Babilónicos. En la Batalla de Karkemish (605 a.C.) reinando todavía su padre (Nabopolasar) el rey egipcio Necao II fue derrotado y las tierras de Siria y Fenicia quedaron bajo el poder de Babilonia. Un tiempo después, pero dentro del mismo año 605 a.C., Nabopolasar cayó enfermo y murió próximo a cumplir los 80 años de vida con lo cual su primogénito regresó a Babilonia para ser coronado nuevo rey de los babilonios.
Toma de Jerusalén por Nabucodonosor II. |
El desastre fue de tal intensidad que los hechos quedaron registrados en los libros bíblicos de los Reyes, de Jeremías y en Crónicas. Una década después asedió Tiro y consiguió de sus gobernantes un compromiso que aceptaba la autoridad de Babilonia. Su actividad guerrera finalizó con el dominio de Fenicia y el acoso constante a los egipcios. Ya próximo a cumplir los cincuenta años de edad Nabucodonosor II se dedicó a mejorar su ciudad, dotándola de los mayores adelantos de su tiempo. Construyó reservas de agua, acueductos, canales de riego y mejoró las vías del reino. Fue también él quien construyó los famosos jardines colgantes de Babilonia, maravilla de la antigüedad.
Las dos fotografías de la derecha corresponden a las ruínas del palacio de Nabucodonosor II, de tamaño considerablemente mayor a lo que era habitual en aquellos tiempos. El número de templos construidos o restaurados habla claramente de su devoción y respeto a los dioses. Contrariamente a la crueldad gratuita de los reyes asirios, Nabucodonosor perdonó repetidas veces a sus enemigos hasta el punto de tomarles a su servicio.
Se dice que incluso tuvo con ellos una constante indulgencia que les permitió rehacerse y hasta ocupar puestos relevantes en su gobierno. En su lecho de muerte Nabucodonosor II predijo la inminente ruina del imperio caldeo. Moría el año 562 a.C. Cuatro reyes, de brevísima duración en el trono, le sucedieron. Babilonia y su último rey (Nabonido) caerían el año 539 a.C. frente a los persas de Ciro el Grande. Solo habían transcurrido 23 años desde la muerte de Nabucodonosor, el gran rey babilónico.
RAFAEL FABREGAT
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