Para los no casados las religiones predican la abstinencia, absoluta para la mujer pero más tolerante para el hombre. La castidad es para los casados sinónimo de fidelidad. Una vez más la norma sigue siendo más permisiva para el hombre y absoluta para las mujeres. Para un hombre, que tenga aventuras extraconyugales, hay decenas de adjetivos y ninguno es definitivo (ha tenido un desliz, una simple aventura, algo pasajero, un mal pensamiento) mientras que la mujer es calificada inmediatamente como una perdida, una puta y otros adjetivos de parecida índole. Pierde la confianza y estima del marido y la honra frente a los demás, especialmente de las propias mujeres de su entorno. ¿Será que a las demás también les apetecía ponerle los cuernos a su marido, pero no se han atrevido?.
Cuando una persona, soltera o casada, disfruta con el placer sexual, la iglesia la considera lujuriosa, desordenada, antinatural. Para esa gente el placer es como un premio que acompaña al acto de la fecundación, algo que no debe ser buscado por sí mismo. Claro que eso es lo que predican, la teoría, porque en la práctica... El propio Papa Francisco ha creado una comisión para velar desde el Vaticano por la protección de los menores que sufren diariamente abusos sexuales por parte del clero. Está claro que los sacerdotes son justamente los menos temerosos de Dios y tan lujuriosos (no quiero decir más) como pueda serlo cualquier mortal. Hombres al fin y al cabo. Con los mismos apetitos sexuales, los mismos instintos, la misma debilidad. Una vez más me pregunto, ¿por qué no dejan que se casen y follen con regularidad, a ver si así se tranquilizan?.
La virginidad... ¿Qué es la virginidad?. A las mujeres occidentales las tratan de putas cuando se acuestan con quien les apetece, pero a las orientales y muy especialmente en los países islámicos, pueden hasta incluso lapidarlas. ¿Significa esto que las mujeres musulmanas llegan todas vírgenes al matrimonio?. Pues no. ¿Significa esto que las mujeres islámicas no engañan a sus maridos?. Pues tampoco. En todas partes hay de todo. La única diferencia es que en occidente es todo más permisivo y en otras partes del mundo hay que ir con mucho ¡mucho! cuidado. Cuando una mujer casada tiene un amante no debe enterarse ni Dios y si es soltera tampoco. Para las casadas basta con la prudencia y el silencio, pero para las solteras era un verdadero problema, hoy perfectamente corregido con la cirugía.
La virginidad de un hombre es indetectable y por lo tanto irrelevante. Es más. Yo diría que los que han tenido decenas de aventuras con otras tantas mujeres, incluso se los sobrevalora. Obtener el favor de un macho con experiencia y ser la última de la lista es casi un honor para determinadas féminas que miran a su novio o marido como un auténtico trofeo. En cuanto a la virginidad de la mujer... ¿Para qué nos vamos a engañar?. En el fondo todos tenemos vocación de sacacorchos y querríamos ser los primeros en abrir la botella, pero hoy en día esa empresa es bastante difícil. No el descorche en sí, que también, si no el serlo justamente de la mujer que te interesa. No hay que alterarse por eso. La virginidad, ya que apenas existe en el plano físico, diremos que se lleva en el alma y todos contentos. ¿O no?.
RAFAEL FABREGAT
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