Las comparaciones son odiosas puesto que, independientemente del tema que hablemos, en todas partes cuecen habas y bueno o malo depende siempre del punto de vista de cada cual.
Si hablamos de políticos, buenos y malos los hay tanto en la izquierda como en la derecha y lo mismo sucede en el campo sexual donde hombres y mujeres no hay dos iguales.
Los/las hay insaciables y también inapetentes. ¿Por qué se considera que solo el hombre es un obseso sexual?.
Como hemos dicho antes, la represión de la mujer ha impedido hasta hace bien poco que se manifestara la ninfomanía de muchas de ellas pero, indudablemente, las hay tanto o más que en el lado masculino y a la vista está.
Las libertades femeninas actuales han permitido conocer que cuando se habla de obsesiones sexuales, el platillo de las mujeres va parejo al de los hombres y por lo tanto la balanza no sabría hacia donde decantarse.
La ancestral opresión que las féminas han sufrido hasta ahora y el obligado recato del que han hecho gala, ha impedido conocer este fenómeno. Sin embargo parece ser que son justamente ellas quienes, en su perenne descontento por las relaciones sexuales no plenamente satisfechas, sufren excesos emocionales y lacrimosas. Frustaciones que influyen en una tensión premenstrual y las conducen a una histerectomía y problemas uterinos que se deben al fracaso de aquellos hombres que no consiguen liberar todas las energías femeninas durante el acto amoroso.
Cuando esas energías hipersensitivas se dejan sin extraer, degeneran en trastornos emocionales y psíquicos que pueden cristalizar en anormalidades físicas.
Cuando esas energías hipersensitivas se dejan sin extraer, degeneran en trastornos emocionales y psíquicos que pueden cristalizar en anormalidades físicas.
Esta es muchas veces la causa de las separaciones que actualmente proliferan de forma alarmante. Sin embargo el problema no es nuevo, sino causa y motivo de la libertad e independencia de la mujer de hoy.
Hombres que se han molestado poco en "cumplir" en la cama los ha habido siempre, pero la dependencia de la mujer y el "qué dirán" impedía separaciones dramáticas que hoy no lo son tanto.
Es pues necesario que el hombre espabile puesto que la mujer de hoy ya no es la mujer sumisa de antaño. ¡Hay que tenerla contenta...!
El Imperio Ruso tiene buen ejemplo de lo antiguo de este problema ninfómano en su emperatriz y zarina Catalina II la Grande. Akaterina Alekséyevna, que así se llamaba la ilustre fémina, era una excelente gobernante y política que levantó la admiración (y otras cosas) de todos aquellos que la trataron.
El Imperio Ruso tiene buen ejemplo de lo antiguo de este problema ninfómano en su emperatriz y zarina Catalina II la Grande. Akaterina Alekséyevna, que así se llamaba la ilustre fémina, era una excelente gobernante y política que levantó la admiración (y otras cosas) de todos aquellos que la trataron.
Tanto fue así que los numerosos historiadores que han relatado su vida vertieron grandes ríos de tinta en base a sus excentricidades amorosas que, por lo que se ve, tampoco eran nunca suficientes.
Tanto fue así que en su palacio tenía una habitación destinada única y exclusivamente al sexo y a toda clase de objetos relacionados con las prácticas amatorias.
La estancia estaba decorada con todo tipo de elementos pornográficos y ninguna pintura o mueble estaba exento de ellos.
El 17 de Septiembre de 1.941, siglo y medio después de su muerte, los ejércitos de la Alemania nazi ocuparon San Petersburgo y destruyeron muchos monumentos históricos, entre ellos edificios y piezas culturales. La habitación erótica de Catalina la Grande, que se mantenía idéntica, no fue una excepción.
Uno de los grupos de soldados penetró en la sala y quedaron boquiabiertos ante el espectáculo que se ofrecía ante sus ojos.
Uno de los grupos de soldados penetró en la sala y quedaron boquiabiertos ante el espectáculo que se ofrecía ante sus ojos.
Aparte el inequívoco erotismo de las pinturas que cubrían la estancia, una de sus paredes estaba totalmente decorada con falos de madera de diferentes formas y tamaños. La totalidad del mobiliario también había sido construido y decorado con formas y escenas pornográficas.
La extraña estancia causó tan gran impresión entre la tropa que, en lugar de destruirla, la fotografiaron para poder informar a sus mandos del hallazgo.
La mayor parte de las fotos se perdieron en la contienda pero otras llegaron a las manos de gente que posteriormente investigó el destino de aquella extraña colección.
Durante la investigación esta persona apareció muerta y de la colección nada más se supo. Aunque años después los expertos investigadores del museo de L'Hermitage confirmaron la existencia de dicha habitación, nadie quiere hablar del asunto.
La colección erótica de la familia Romanov es conocida desde principios del siglo XX y fue perfectamente catalogada durante la década de 1.930, aunque nunca llegó a ser mostrada al público.
Durante la investigación esta persona apareció muerta y de la colección nada más se supo. Aunque años después los expertos investigadores del museo de L'Hermitage confirmaron la existencia de dicha habitación, nadie quiere hablar del asunto.
La colección erótica de la familia Romanov es conocida desde principios del siglo XX y fue perfectamente catalogada durante la década de 1.930, aunque nunca llegó a ser mostrada al público.
Por diferentes causas esta colección desapareció en gran parte durante la década de 1.950 y solo algunas piezas han quedado para la posteridad. Estas piezas se encuentran diseminadas y no hay catálogo ni información que pueda llevarte a ellas.
El museo no ofrece la visita de esta habitación, ni por supuesto quiere hablar de ello.
A principios de la década de 1.950 aun era posible encontrar algunas de estas piezas pero, por lo visto, órdenes secretas han prohibido mostrarlas en público.
A los dirigentes de la época no les importaban las vidas de sus ciudadanos, pero si las cosas del sexo.
Por lo visto la zarina gustaba de probar todas y cada una de las novedades que le presentaban al respecto y también a sus portadores, si se terciaba.
Por lo visto la zarina gustaba de probar todas y cada una de las novedades que le presentaban al respecto y también a sus portadores, si se terciaba.
La leyenda cuenta que la obsesión por el sexo de Catalina II la Grande era de tal intensidad que falleció mientras era penetrada por un caballo.
Claro que esto no deja de ser una leyenda que contaba jocosamente el pueblo, conocedor de la fijación que la zarina tenía por el tema.
Naturalmente no era ni mucho menos cierta puesto que la causa de su muerte fue un ataque de apoplejía.
Extraño final para una mujer de vida tan singular y apasionada.
Quizás hubiera sido más lógico morir haciendo el amor, aunque con un guapo mozo bien dotado y no con un caballo, claro está...
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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