Con esta teoría te dicen que (PROBABLEMENTE) la gallina era antiguamente un animal diferente que se reproducía sin huevos... ¡Hasta que un día puso uno y desde ese momento, si no hay huevo no hay pollos ni gallinas!.
El tal Darwin era sin duda mil veces más listo que un servidor pero a él y a sus seguidores les digo que, por muchos años que pasen, sin huevos no tendrán pollos de forma natural.
- ¿Acaso este descerebrado duda de la teoría de Darwin? -se preguntarán ustedes.
Pues bien, yo ni creo ni dejo de creer. Pero solo la mitad de lo que veo y nada de lo que me cuentan.
- ¿Acaso este descerebrado duda de la teoría de Darwin? -se preguntarán ustedes.
Pues bien, yo ni creo ni dejo de creer. Pero solo la mitad de lo que veo y nada de lo que me cuentan.
Para quien todavía no se haya enterado, según la teoría de Darwin lo primero fue el huevo y no la gallina. Y además era huevo fértil, o sea, con gallo.- ¿Quién puso entonces el primer huevo? -se preguntarán los que -como yo- no creen en nada.
Pues... ¡Vete tú a saber!.
Y ahí es donde salen a la palestra las religiones que, aprovechándose de la ignorancia del personal nos hablan y nos cuentan lo dicho anteriormente:
Que si patatín, que si patatán, que si Buda, que si Alá, que si Jahvé, y por si había pocos, nos llegó hasta el Espíritu Santo...
El primero fue aquel animalito inicial que no era gallina y que por lo tanto se reproducía sin huevos. ¡Ay, es que no entienden nada!.
Ya sé que están todos los lectores un poco mareados con esta monserga. Pero no se preocupen, que yo tampoco entiendo nada.
El tal Darwin tampoco lo entendía, pero dejó caer la calabaza y se quedó tan ancho.
La prueba la tienen en la pizarra de la foto...
Que la colgó Darwin en la pared de la Universidad de Harvard y ni Dios ni el Diablo, supieron por donde empezar...
- ¿Qué opinas? -preguntó Dios a Satánás.
- Hummm, no lo veo claro -respondió éste.
- Que sea lo que Darwin quiera -dijo Dios y (como Darwin) se quedó tan ancho...
RAFAEL FABREGAT
- ¿Qué opinas? -preguntó Dios a Satánás.
- Hummm, no lo veo claro -respondió éste.
- Que sea lo que Darwin quiera -dijo Dios y (como Darwin) se quedó tan ancho...
RAFAEL FABREGAT
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