El instigador de la campaña era el abasí Ibrahim ben Muhammát ben Alí, biznieto de Abáss y jefe del clan abásida, que esperaba el resultado de los acontecimientos en Humayma. Abú Muslim consiguió reunir un gran ejército que, aprovechando la caótica situación del califato de Marwan II, conquistó las ciudades de Merv y Kufa. Sin embargo Ibrahim fue capturado y asesinado tras lo cual tomó el relevo su hermano al-Saffah que, tras la entrada de los rebeldes en Kufa le nombran califa (750-754). Eran muchos quienes no conocían las intenciones de la familia abásida de situarse en el poder y algunos quedaron decepcionados. Al-Saffah contrarrestó esa pérdida de apoyos conquistando la voluntad de los jefes militares omeyas que tras la derrota se pusieron a disposición del nuevo gobernante. Ese apoyo demostró ser de gran utilidad cuando a la muerte de al-Saffah cuatro años después, se planteó la sucesión. Eran candidatos su hermano al-Mansur y su tío Abdalah. La disputa se decidió por las armas y quedó proclamado califa al-Mansur (754-775), gracias también al apoyo que le brindaron Abú Muslim y sus jurasaníes.
Bagdad |
Al-Mansur murió el 21 de Octubre del 775 en el transcurso de su peregrinación hacia la Meca. Le sucedió su hijo Muhammad al-Mahdí (775-785) y a éste su hijo Musa al-Hadi y después su hermano Harún al-Rahsid (786-809) que llega al apogeo de la Dinastía Abasí y que iniciaría también su decadencia.
Las rebeliones se sucedieron sin descanso. Bizantinos y bereberes se negaron a pagar sus tributos y muchos de estos episodios fueron sofocados con contundencia. Aunque siguieron tiempos de paz, quedaba marcada la decadencia del califato. Se sublevó Samarcanda y se independizaron Ifrigiya, al-Andalus y Transoxania.
No se puede negar que la Dinastía Abasí creó una gran civilización, donde florecieron todas las artes, la medicina y las matemáticas. Decenas de minúsculos lugares fueron convertidos en importantes ciudades donde los centros culturales y el comercio enriquecían a sus gentes en lo intelectual y en lo económico. BAGDAD fue centro comercial y brilló culturalmente hasta metas inimaginables en tiempos anteriores.
Las rebeliones se sucedieron sin descanso. Bizantinos y bereberes se negaron a pagar sus tributos y muchos de estos episodios fueron sofocados con contundencia. Aunque siguieron tiempos de paz, quedaba marcada la decadencia del califato. Se sublevó Samarcanda y se independizaron Ifrigiya, al-Andalus y Transoxania.
Alambra de Granada. |
Sin embargo todo tiene su fin.
Con los abasíes en el poder, el omeya Abderramán I se trasladó a Al-Ándalus y se proclamó emir de tan vasto territorio. Sus descendientes fueron sucediéndose creando un califato totalmente independiente de Damasco que gobernó al-Ándalus hasta su disolución en 1.031. Pero claro, esa es otra historia...
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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