Los nazis lo tenían todo perfectamente planeado para que aquello fuera una guerra-relámpago.
La sencilla táctica consistía en hacer valer su superioridad tecnológica en un ataque con vehículos de gran velocidad capaces de sorprender al enemigo.
Los nazis esperaban que, con una táctica tan poco convencional como efectuar una invasión exclusiva de vehículos ligeros y pesados en masa, los polacos serían masacrados sin tiempo a reaccionar.
Hoy, cuando todo viaja a velocidades supersónicas, puede sonarnos a broma pero en aquellos tiempos la idea no era tan descabellada. El factor sorpresa podía ser determinante y de hecho lo fue.
La narración de estos hechos fue un mito de la II Guerra Mundial, que no sabemos hasta que punto fue cierta.
La narración de estos hechos fue un mito de la II Guerra Mundial, que no sabemos hasta que punto fue cierta.
La cuestión es que se dijo que una unidad de caballería polaca cargó de forma tan valerosa contra decenas de tanques alemanes que los obligó a huir en desbandada. (?)
Naturalmente hay cosas que no pueden ser... y esta es una de ellas.
La leyenda no es que la batalla fuera ganada o perdida por aquella unidad de caballeros, sino el hecho de que, aún a sabiendas de que nada podían hacer caballos contra tanques y que serían aniquilados sin remisión, salieron igualmente al campo de batalla a defender su territorio. Al menos, así se dijo...
En aquellos tiempos la caballería todavía jugaba un papel importante dentro del ejército polaco, hasta el punto de que incluso algunos oficiales creían imposible que aquellos valerosos jinetes cayeran antes las balas enemigas.
En aquellos tiempos la caballería todavía jugaba un papel importante dentro del ejército polaco, hasta el punto de que incluso algunos oficiales creían imposible que aquellos valerosos jinetes cayeran antes las balas enemigas.
Ante el despliegue alemán los polacos no podían hacer nada, salvo esperar la ayuda de alguno de sus aliados.
En esa fecha Polonia no tenía más que tres docenas mal contadas de carros de combate rusos que había adquirido tres años antes y con los que no tenía práctica alguna de lucha.
Uno de los primeros objetivos alemanes era abrir un corredor que por el norte de Polonia le diera acceso al mar Báltico.
Hitler solo admitía la victoria y a tal fin destinó nada menos que al 4º ejército nazi.
Informados los polacos de las intenciones alemanas, remitieron a la zona dos divisiones de infantería y una brigada de caballería. ¡David contra Goliat...!
De acuerdo con la leyenda, la unidad de jinetes polacos era conocida con el nombre de "la Brigada de Caballería Pomorska" y constituyó una de las acciones más emblemáticas de la II Guerra Mundial.
De acuerdo con la leyenda, la unidad de jinetes polacos era conocida con el nombre de "la Brigada de Caballería Pomorska" y constituyó una de las acciones más emblemáticas de la II Guerra Mundial.
La narración de esta gesta cuenta que en un acto, de inconsciente valentía, la caballería polaca cargó con lanzas y espadas a la unidad de tanques alemanes.
Como es natural, los "Panzers" masacraron a los valientes caballeros que nada podían hacer contra los acorazados nazis.
La masacre fue de tales dimensiones que se cuenta que esta carga de la "Pomorska" fue la última de su historia.
A los nostálgicos les quedó claramente demostrado que la época de la caballería había finalizado. Lo que se cuenta en esta historia fue realmente fascinante pero, ¿realmente habían ocurrido los hechos relatados?. Según el historiador Zaloga (que allí no estaba) el mito es falso...
Según explica este escritor, los contrincantes de la "Caballería Pomorska" fueron una unidad motorizada alemana que efectivamente contaba con algunos vehículos, pero no eran blindados. El día 2 de Septiembre de 1.939 y junto al río Brda la caballería polaca libró la batalla que le llevó a la gloria y fama mundiales. A última hora de la tarde de aquel día histórico, el jefe del 18º Regimiento de Lanceros coronel Mastelarz, situó a dos escuadrones tras las líneas enemigas. Saliendo al galope de un bosque cercano, sable en mano, sorprendieron al atónito batallón de infantería alemana al descubierto. Los jinetes diezmaron rápidamente al enemigo pero finalmente la tecnología se impuso cuando las ametralladoras obligaron a la caballería polaca a retirarse. Después del ataque, 20 de los 50 jinetes habían muerto pero, aún así, el comandante de la 20ª División de Infantería Motorizada alemana pidió a sus superiores permiso para replegarse, "ante la intensa presión de la caballería polaca".
Al día siguiente, replegadas las fuerzas de ambos bandos y con el campo lleno de cadáveres, se llevó al lugar a corresponsales de guerra italianos asegurándoles que los jinetes polacos habían cargado contra los carros alemanes. Lo más chocante es que todos, incluso los alemanes, dieran fe y por lo tanto credibilidad a la mentira puesto que la noticia favorecía a las dos partes. La noticia ensalzaba la tecnología alemana, a la vez que resaltaba el honor y valentía de la Caballería polaca. Esa y no otra fue la causa de que la leyenda se extendiera imparable, como uno de los episodios más destacables de la II Guerra Mundial para las fuerzas alemanas y mito de la campaña de Polonia. Aunque parezca mentira, hay cosas (muy pocas) que favorecen a dos bandos por igual...
RAFAEL FABREGAT
Según explica este escritor, los contrincantes de la "Caballería Pomorska" fueron una unidad motorizada alemana que efectivamente contaba con algunos vehículos, pero no eran blindados. El día 2 de Septiembre de 1.939 y junto al río Brda la caballería polaca libró la batalla que le llevó a la gloria y fama mundiales. A última hora de la tarde de aquel día histórico, el jefe del 18º Regimiento de Lanceros coronel Mastelarz, situó a dos escuadrones tras las líneas enemigas. Saliendo al galope de un bosque cercano, sable en mano, sorprendieron al atónito batallón de infantería alemana al descubierto. Los jinetes diezmaron rápidamente al enemigo pero finalmente la tecnología se impuso cuando las ametralladoras obligaron a la caballería polaca a retirarse. Después del ataque, 20 de los 50 jinetes habían muerto pero, aún así, el comandante de la 20ª División de Infantería Motorizada alemana pidió a sus superiores permiso para replegarse, "ante la intensa presión de la caballería polaca".
Al día siguiente, replegadas las fuerzas de ambos bandos y con el campo lleno de cadáveres, se llevó al lugar a corresponsales de guerra italianos asegurándoles que los jinetes polacos habían cargado contra los carros alemanes. Lo más chocante es que todos, incluso los alemanes, dieran fe y por lo tanto credibilidad a la mentira puesto que la noticia favorecía a las dos partes. La noticia ensalzaba la tecnología alemana, a la vez que resaltaba el honor y valentía de la Caballería polaca. Esa y no otra fue la causa de que la leyenda se extendiera imparable, como uno de los episodios más destacables de la II Guerra Mundial para las fuerzas alemanas y mito de la campaña de Polonia. Aunque parezca mentira, hay cosas (muy pocas) que favorecen a dos bandos por igual...
RAFAEL FABREGAT