A pesar de la limitada cantidad de materia prima, los científicos que han intervenido en el examen y pruebas de ADN dicen no haber trabajado nunca en un caso con tantas posibilidades de que la respuesta sea afirmativa. Sin embargo, la certeza de que los huesos puedan pertenecer a Juan el Bautista es imposible demostrarlo puesto que no existen los de otro pariente con el que cotejarlos.
Lo que sí han demostrado las pruebas es que se trata de un varón, genéticamente de Oriente Medio, fallecido en la primera mitad del siglo I de nuestra Era. ¿No son ya muchos datos?. Salvo error, ¿que interés podrían tener unos huesos ajenos para aquellos que los recogieron?. Pues bien, a continuación daremos algunos detalles y después que cada cual piense lo que crea más conveniente...
El nudillo de una falange de la mano derecha, un diente, un trocito del cráneo, parte del cúbito, un trocito de costilla y otro del antebrazo. Grabada en el exterior de la cajita la figura del Bautista y una inscripción en griego antiguo que lo nombra, así como un ruego a Dios para el portador de las reliquias... o para quien realizó el labrado del relicario: "Dios, salve a tu siervo. Thomas".
Parece ser que, en principio, los monjes llegados de Jerusalén con los restos del Bautista entraron al servicio del monasterio de Sozopol, pero finalmente decidieron buscar su propio lugar de adoración y marcharon construyendo un nuevo monasterio en la pequeña isla que hay enfrente y a la que llamaron isla de Sveti Ivan (San Juan), mismo nombre que darían al monasterio y a la iglesia en cuyo altar enterraron los restos del profeta, pero no en la cajita traída desde Jerusalén y que ya colocaron en la misma cimentación de base para el altar, sino en otra mayor (10x20 cm.) de alabastro que situaron más arriba. Los tiempos no eran seguros y las reliquias habían de preservarse, a ser posible hasta el fin de los días, por lo que decidieron enterrarlas en la propia argamasa del macizo altar y lugar donde celebrarían la eucaristía.
¿Podía haber lugar mejor y más seguro?.
Es el año 2.010 y estamos en la isla de San Juan, en Bulgaria, cercana a las costas del mar Negro. Concretamente en las ruinas del antiguo monasterio de Sveti Ivan (San Juan) que data del siglo V y del que apenas quedan los cimientos y poco más. Los trabajos arqueológicos del destrozado lugar dieron con un pequeño sarcófago de alabastro de 10x20 cm. debajo del antiguo altar. En su interior seis huesos humanos y tres de animales.
El descubrimiento hubiera podido pasar inadvertido pero Kazimir Popkonstantinof, que así se llama el arqueólogo director de la excavación. sabía lo que buscaba. La Historia antigua del lugar siempre habló del culto que allí se celebró desde tiempo inmemorial a las reliquias de San Juan Bautista, que daban nombre a la iglesia, al monasterio y a la propia isla. Sobre este supuesto regalo, llevado desde oriente por los fundadores, se construyó todo el complejo y la isla, antaño deshabitada, cobró importancia y las peregrinaciones se hicieron innumerables..
El investigador Georges Kazan, de la Universidad de Oxford, recoge datos de documentación histórica que dicen que en el año 361 monjes del monasterio del apóstol Felipe, en Jerusalén, rescataron los restos de Juan el Bautista en Sebaste (Palestina romana) pero enterado el emperador Teodosio I decretó su entregas para llevarlos a Constantinopla donde se construyó una nueva iglesia para preservarlos con mayores garantías. Breve inciso para decir que este emperador (Teodosio I el Grande) había nacido en Cauca, Hispania. Lo que hoy se conoce como Coca, provincia de Segovia.
Por lo visto los monjes accedieron a la entrega y traslado de los restos de Juan el Bautista al lugar preparado por el emperador romano, pero no lo hicieron en su totalidad. Una pequeña muestra sería guardada, probablemente en la pequeña cajita de mármol de 5x10 cm. encontrada vacía en los cimientos del altar del monasterio de Sveti Ivan.El nudillo de una falange de la mano derecha, un diente, un trocito del cráneo, parte del cúbito, un trocito de costilla y otro del antebrazo. Grabada en el exterior de la cajita la figura del Bautista y una inscripción en griego antiguo que lo nombra, así como un ruego a Dios para el portador de las reliquias... o para quien realizó el labrado del relicario: "Dios, salve a tu siervo. Thomas".
Parece ser que, en principio, los monjes llegados de Jerusalén con los restos del Bautista entraron al servicio del monasterio de Sozopol, pero finalmente decidieron buscar su propio lugar de adoración y marcharon construyendo un nuevo monasterio en la pequeña isla que hay enfrente y a la que llamaron isla de Sveti Ivan (San Juan), mismo nombre que darían al monasterio y a la iglesia en cuyo altar enterraron los restos del profeta, pero no en la cajita traída desde Jerusalén y que ya colocaron en la misma cimentación de base para el altar, sino en otra mayor (10x20 cm.) de alabastro que situaron más arriba. Los tiempos no eran seguros y las reliquias habían de preservarse, a ser posible hasta el fin de los días, por lo que decidieron enterrarlas en la propia argamasa del macizo altar y lugar donde celebrarían la eucaristía.
¿Podía haber lugar mejor y más seguro?.
Ni siquiera ellos podrían rescatarla, si no se demolía la obra. Pero los años pasaron y las vicisitudes fueron muchas. Un lejano día serían seguramente atacados. Los monjes pasados a cuchillo y el monasterio convertido en un montón de piedras y ceniza que nunca sería restaurado. Allí, en el centro de la gruesa pared que hacía de altar quedaron las reliquias hasta el siglo XXI. Encontrada la cajita sepulcral de alabastro con los huesos, los investigadores siguieron cavando y medio metro más abajo encontraron la cajita más pequeña de mármol (5x10 cm.) en la que se supone viajaron los huesos desde Palestina. Solo una duda... Los nueve huesos no caben en esta cajita pequeña pero, como se ha dicho anteriormente, tres no eran humanos y por el motivo que fuera serían añadidos posteriormente a la caja mayor.
Naturalmente no hay prueba alguna de que los huesos hallados sean o no del profeta, pero si está clara la procedencia y la fecha que determina el Carbono14, ambas coincidentes con este personaje que fue decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte, según registro del historiador Flavio Josefo y cuyos restos fueron recogidos por sus discípulos y enterrados en Sebaste (Palestina).
Posteriormente, el emperador Juliano el Apóstata mandó quemar todos los enclaves cristianos de adoración y con ellos el de Juan el Bautista en Sebaste pero dos años después murió el apóstata y, como se ha dicho antes, los monjes de Jerusalén rescataron los huesos del Bautista. Eso es lo que está documentado.
Ahora cada cual que saque sus propias conclusiones...
RAFAEL FABREGAT
Naturalmente no hay prueba alguna de que los huesos hallados sean o no del profeta, pero si está clara la procedencia y la fecha que determina el Carbono14, ambas coincidentes con este personaje que fue decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte, según registro del historiador Flavio Josefo y cuyos restos fueron recogidos por sus discípulos y enterrados en Sebaste (Palestina).
Posteriormente, el emperador Juliano el Apóstata mandó quemar todos los enclaves cristianos de adoración y con ellos el de Juan el Bautista en Sebaste pero dos años después murió el apóstata y, como se ha dicho antes, los monjes de Jerusalén rescataron los huesos del Bautista. Eso es lo que está documentado.
Ahora cada cual que saque sus propias conclusiones...
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario