21 de agosto de 2011

0463- TODAS LAS SETAS, NO SON BUENAS.

REEDICIÓN.
Aunque la temporada anterior (2010) yo acudí a urgencias, ante una posible intoxicación por ingestión de setas supuestamente venenosas, me atrevo igualmente a preguntarme el porqué hay todos los años intoxicaciones de este tipo. Y lo que es peor aún, muertes incluso. 
Les parecerán una incongruencia mis palabras, pero yo no lo veo así. Si bien es cierto que yo acudí a mi médico de cabecera por unas molestias concretas y tras la ingestión de unas setas desconocidas y que éste me mandó -por seguridad- al departamento provincial de urgencias, yo nunca tuve miedo de que tal posibilidad fuera cierta. En la vida hay coincidencias que, a veces, se suman y hacen pensar cosas que no lo son. Eso es lo que ocurrió en ese caso, que despertó el interés de unos y otros y que, como era de esperar, no tuvo la más mínima consecuencia.

Sin ser un experto, yo he puesto interés en estudiar las diferentes especies de setas tóxicas y muy especialmente aquellas que son o pueden ser incluso mortales. Como bien saben los expertos, lo de mortales es ciertamente difícil que ocurra porque aquellas que pueden llevarte a la tumba son muy pocas y de sobra conocidas. De todas formas, a lo que me refería anteriormente era a que las setas venenosas suelen presentar rasgos visibles de su toxicidad. Excesivamente bonitas o excesivamente feas, pero siempre de colores y tonos que no invitan a su recolección. (Rojas, verdes, marrones viscosas, etc. y casi siempre de sabor amargo o incluso olor nauseabundo). Mucha gente, en su miedo ante la posible intoxicación y sabiendo que la mayoría de las setas venenosas tienen sus laminillas blancas, se exceden en sus miedos y descartan la recogida de todas aquellas especies con esta característica. 

Craso error puesto que hay especies excelentes comestibles de láminas blancas. 
De todas formas, ante la duda, naturalmente no deben cogerse ¡pero tampoco arrancarse!. (Detrás, otros vendrán que...) También hay otras que por su color amarillo resultan extrañas en nuestras latitudes, pero muchas de ellas no solo son buenas sino incluso excelentes, sobre todo el rebozuelo o rosinyol. ¿Que me ocurrió concretamente a mí, se dirán ustedes?. Bueno, ya lo conté en una entrada al respecto, pero haré un breve resumen. El año pasado fue un año bastante especial. La humedad llegó pronto a nuestros montes y los fríos tardaron en llegar, consecuencia de lo cual hizo que se recogieran en nuestros montes especies que -al menos yo- no había visto jamás. Entre ellas -foto de arriba- el famoso Rosinyol catalán (cantharellus cibarius) y en la foto de la izquierda, la Seta de los caballeros (tricholoma ecuestre). 

La primera de ellas (cantharella) es un excelente comestible que podríamos situar, sin miedo a equivocarnos, entre las 10 especies mejores. La segunda (tricholoma) como bien indica su nombre común era la especie destinada al consumo de los caballeros, al tiempo que sus criados se comían otras menos sabrosas. Unos años atrás, doce personas fueron hospitalizadas en Francia por intoxicación, tras la repetida ingestión de Tricholoma ecuestre (seta de los caballeros). Tres de ellas murieron. A raíz de este incidente se estudió a fondo esta seta que siempre había sido considerada un buen comestible. Ante una ingestión masiva y repetida durante un mínimo de tres días, determinados individuos desarrollan rabdomiolisis, una debilidad muscular y mialgias que tres días después pueden afectar al riñón e incluso al corazón. No voy a dar más datos pero, mejor no consumirlas.

En buena zona para la búsqueda de boletus edulis, entre mi mujer y yo encontramos también una docena de ejemplares (200/300 gr.) de lo que después resultarían ser Setas de los caballeros. Los recogimos puesto que era la primera vez que encontrábamos en nuestra zona de búsqueda setas de color amarillo y el aspecto era inmejorable. Llegados a casa las identificamos, con los muchos libros que tenemos sobre el particular, en la seguridad que se trataba de la Seta de los caballeros y que todos la daban como comestible excelente. Simplemente fritas con unos ajos resultaron de gran valor gastronómico y ahí quedó la cosa.
Mi mujer no notó nada pero yo, al cabo de un rato de su ingestión, noté molestias en los riñones. Hasta ese momento nunca había sabido donde se encontraba exactamente este órgano, pues siempre me había funcionado con normalidad.
Ante las molestias y sabiendo exactamente cual había sido la seta consumida indagué en Internet y encontré la información sobre lo sucedido en Francia. No tardó mucho en sonar el teléfono. Una amiga (Manola) que nos había acompañado en la búsqueda campestre, había leído la problemática de esta seta y llamaba para decirnos que no la consumiéramos. ¡Ya era tarde!. Expliqué al médico de cabecera lo ocurrido y los síntomas que tenía y me recomendó que fuera a urgencias. 
Sueros, análisis y todo tipo de exploraciones determinaron que no había desarrollado la Rabdomiliosis pero había quedado claro que a mis riñones la seta no les había gustado tanto como a mí. Estaba perfectamente, pero no había que repetir su ingestión... eso fue todo.
Ahora, volviendo sobre mis pasos, reitero que debe tenerse mucha cautela ante lo desconocido pero, normalmente, las setas venenosas suelen decirlo claramente con sus colores. Al igual que sucede con los animales venenosos, su aspecto ya resulta revulsivo, infrecuente, extraño no apetecible su recolección y menos aún su consumo.

Veamos algunas de las más peligrosas:
-Amanita phalloides, (mortal)
-Amanita verna, (mortal)
-Amanita virosa, (mortal)
-Cortinatous orellanus, (mortal)
-Galerina marginata, (mortal)
-Lepiota helveloa, (puede ser mortal)
-Entoloma sinuatum, (puede ser mortal)
-Inocybes, (puede ser mortal
-Lepiotas, (puede ser mortal)
-Praxilus involutus, (puede ser mortal)
-Amanita muscaria, (muy tóxica)
-Amanita phanterina, (muy tóxica)
-Boletus de Satanás, (muy tóxica)
-Clitocibes, (muy tóxica)
-Ophaletus olearius, (muy tóxica)
-Amanita rubescens, (muy tóxicas)
Y otras muchas que sin duda quedan en el tintero...

Al menos, las anteriormente citadas, hay que conocerlas. Y muy especialmente la Amanita Phaloides (foto) la más mortífera de todas. Tras estas hay algunas otras más que pueden ser tóxicas -que no mortales- pero repito, a poco que se fijen, su aspecto les resultará bonito pero de sospechoso consumo. Seguramente no se mueran por comerlas, pero sin duda pueden tener que ir varias veces al baño... 
Si no las conocen, por favor, no las cojan. Ni siquiera las toquen. Deben tener en cuenta que, normalmente, crudas suelen ser mucho más tóxicas. 
De hecho casi todas las setas tienen alguna toxicidad cuando están crudas, por lo tanto no es recomendable que estén tampoco en contacto directo con las que se sabe que son buenas. 
Esta entrada no es para que nadie se asuste, si no para que todos tengamos precaución e interés en aprender a conocerlas y a respetarlas.

RAFAEL FABREGAT

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