Como de costumbre aquí cada uno va a lo suyo y, en este momento, más de cuatro pretenden sacar tajada del baño de sangre del pueblo libio. ¿Hasta cuando, el mundo, va a permitir que tanta gente muera a manos de un facineroso al que nadie quiere?.
Porque hablar todos hablan... ¡pero nadie quiere mojarse! El por qué lo sabemos todos: cuestión de intereses.
A la hora de congelar las cuentas del dictador, todos se apuntaron. La Autoridad Inversora Libia (LIA) está considerado el 13º mayor fondo soberano del mundo, con inversiones en la mayor parte de las principales compañías mundiales. Congelar sus fondos significa retener su capital sin tener que rendir cuentas hasta que no aparezcan los nuevos dueños legítimos, por lo tanto... ¿que prisa hay de que la situación se normalice?
Me hierve la sangre cuando veo tanto despropósito, tanto buitre que, a todos los niveles, solo piensa en sacar provecho del sudor y hasta de la sangre, de los demás. Desde luego, si este es el camino elegido por la humanidad, no iremos tan lejos como hace unos años pensaba un servidor, imbécil donde los haya...
La OTAN no se lo pensó tanto en 1.999 cuando bombardeó Bosnia amparándose en el derecho de injerencia humanitaria. Nuestro "querido" Zapatero, en el caso de Irak, era contrario a la intervención sin el aval de la ONU pero ¿qué hará si "sus" amigos europeos le piden la colaboración para detener el genocidio libio?. Y ojo, ¡que esto puede pasar mañana mismo...!
Lejos de parar la masacre que está cayendo sobre un pueblo que solo pide libertad, los gobiernos sacan provecho del capital libio invertido en el exterior. ¡Así va el mundo! Solo Estados Unidos congeló fondos libios por valor de 30.000 millones de dólares, pero la cosa no queda ahí. Le siguieron Alemania, Canadá, Austria, Suiza y muchos otros que se unieron a la fiesta. En nombre de la democracia y la libertad llenamos el saco, pero echarles una mano para que todo se solucione rápidamente, no interesa. ¡Tiempo al tiempo!
Congelar fondos a los dictadores es rápido y tiene buena prensa, pero devolverlos a sus legítimos dueños es algo más lento, porque... ¿qué garantías tiene el depositario, de que esos nuevos dueños son los que legítimamente corresponde? -dicen ellos, claro.
- Y con esa excusa, seguimos teniendo el dinero en nuestro poder y sin pagar intereses. ¡Un chollo, oiga! -piensan los buitres, mientras se lanzan sobre la presa frotándose las manos.
Y es que, técnicamente, el ejecutor del embargo responde del capital retenido, pero no de las pérdidas o de los beneficios que éste pueda reportar. Con todas esas ventajas a disposición del ejecutor (nunca mejor dicho, lo de ejecutor) ocurren cosas como que desde 1.989 Haití está exigiendo, sin resultado, el dinero congelado al dictador Jean Claude Duvalier, de la misma forma que lo pide Zaire, del presidente Mobutu y un largo etcétera que demuestra la prisa que hay por "secuestrar" el dinero y la poca que hay en devolverle la libertad.
Libia se ha convertido en un caramelo del que todos (los buitres diabéticos) quieren chupar. Con la ventaja añadida de que si Gadaffi sale del poder, que más pronto o más tarde saldrá, a ver quien será el guapo que tendrá en su mano los documentos que le acrediten como propietario legítimo de los bienes embargados al "tirano".
Así, por encima, se estima que el "caramelo" ronda los 200.000 millones de dólares en reservas internacionales y 430.000 millones en inversiones entre EEUU y Europa. Eso sin contar que Libia tiene la 9ª reserva más importante de hidrocarburos del mundo. Vamos, que si no fuera por la cantidad de gente que muere allí cada día... ¡es para mearse de risa y no echar gota!. Desde luego, matándoles no pagan lo que deben... ¡A los buitres diabéticos, quiero decir!
CONDILL
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