El mundo entero hablaba diez años atrás de "El Milagro español". Pues bien, el milagro se acabó y la riqueza de las últimas décadas se ha convertido, por arte de Birlibirloque (cuatro facinerosos de fuera y otros tantos ineptos de dentro) en una Semana Santa permanente. Cada uno sirve para lo que sirve y no hay que darle más vueltas. El hecho de que un padre haya sido herrero, no obliga al hijo a seguir su oficio, si su vocación es la de ser ebanista. Aquí, en España, estamos hartos de políticos cuya vocación es la de dirigir un taller de neumáticos mientras sus padres, erre que erre, les obligaron a estudiar Derecho. Bueno, al menos eso es lo que parece, habida cuenta que no hacen otra cosa que poner parches, un día si y otro también. ¿Por qué sus padres les obligarían a ser políticos, si su verdadera vocación era la de mecánicos del caucho.? Pero claro es que, en uno de los casos, la abogacía viene de familia; digo en uno de los casos porque el otro era peón caminero, oficio noble y honrado, pero no con los ingresos suficientes para llegar a un patrimonio destacado.
- Pepito, tienes que estudiar -les decían sus padres.
- Yo quiero poner parches -respondían los Pepitos.
- Estudiando igual podréis poner parches -respondían los papá.
- ¿Igual? -preguntaban los Pepitos extrañados.
- Igual hijos, igual, e incluso más grandes -respondían convencidos los papás.
Y ahí los tenemos... ¡poniendo parches a diestro y siniestro, más a siniestro, por eso el aire escapa y no hay forma de que la rueda mantenga la presión necesaria para rodar correctamente.
Los padres (el abogado y el peón caminero) los miran, entre satisfechos y desengañados, por lo mucho invertido en sus estudios y el escaso provecho conseguido.
- ¡Lástima de dinero! -le dice Puri a la modista.
- Calla, calla. ¡Siendo abogados no hubieran llegado tan lejos! -responde la costurera.
- ¡Pues también es verdad! -afirma la señora de Don Juan.
- ¡Ay que listos nos han salido estos pillastres! -exclaman a un tiempo las buenas mujeres, orgullosas de sus retoños.
Está claro que, especialmente en el campo de la política, cuando unos dicen Blanco (con perdón) los contrincantes dicen negro pero, dejando a un lado los comentarios de la oposición por la posibilidad de que sean partidistas, hay que recordar que los medios internacionales tachan los discursos y las propuestas anti-crisis de Zapatero como de erráticas y de nula eficacia, o sea: fastidiando al personal y además ineficaz... ¡Pues vaya gracia! La penúltima fue de bombillas y la última de velocidades. ¡Hay apuestas de cual será la siguiente!.
Algunos llaman a nuestro presidente El bailarín... por aquello de que siempre actúa según la música que suene en cada momento. No hay una previsión, no hay un plan estratégico que se anticipe a los acontecimientos, sino que navegamos a golpe de timón según el viento que sople en cada momento. Eso explica los continuos bandazos de la nave española, en la que desgraciadamente estamos embarcados. No hay medidas anti-crisis, si no baile al compás del tres por cuatro y en este momento en clave de Sol, sol de soledad, de abandono de los primeros puestos que sin duda España merece, de nostalgia, de tiempos mejores a los que ya todos, especialmente los jóvenes, se habían acostumbrado.
¿Cómo, después de conocer la luz, se puede vivir en oscuridad? No se añora lo desconocido pero, una vez disfrutado... ¡que triste es la mediocridad!. A fuerza de constatarlo día tras día durante dos décadas largas, los españoles nos habíamos hecho la ilusión de que la situación de trabajo y prosperidad que se disfrutaba en nuestro país, era algo sólido, inquebrantable. Un bienestar que no tenía marcha atrás. ¡Ilusos...!. Levantar una casa cuesta mucho tiempo, trabajo y esfuerzos pero, !qué poco cuesta hacerla estallar en pedazos!. Somos muchos los que pensamos que, al igual que ocurre con los crímenes de guerra, también las situaciones como la actual deberían considerarse "crímenes contra la humanidad" y tener el consiguiente castigo para los culpables. ¿Se ha parado alguien a pensar, cuanta gente morirá de hambre por culpa de esta crisis? En fin, no nos pongamos serios y disfrutemos recordando tiempos pasados...
- Oye, Pepe Luis -dice Pepito cinco años atrás a su camarada.
- Dime Pepito, dime. ¿Que ocurre? -responde amable el compañero.
- Oye, nada chico. Que estoy buscando alguien que me pode el manzano que tengo en el jardín y no hay forma de encontrar quien lo haga. ¡No sé donde iremos a parar! -alega Pepito confuso y disgustado.
- Bah, no te preocupes. Con una pequeña crisis...
RAFAEL FABREGAT
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