Un tal Rubalcaba es, al parecer, la opción que se baraja como posible sustituto del presidente que actualmente "disfrutamos" los españoles. ¡Pues vaya cosa! Claro que, ¿a quién sorprende esto?. El supuesto candidato es "coche de ocasión" y de todos conocidas sus nefastas prestaciones, bajo la conducción del llamado González. Ya sabemos que del dicho al hecho suele haber un gran trecho pero, de todas formas, creo que ese partido merece mejores candidatos porque las ideas de fondo no son tan malas como sus representantes. Malas las hacen los elementos que últimamente las tergiversan en su propio beneficio y sin mirar para nada los intereses de España y de los españoles; ni siquiera las de su propio partido. A este respecto hay que decir que los ciudadanos empezamos a estar hartos de tanto mangante suelto. No los rojos de los blancos, ni los verdes de los azules, no. Estamos hartos de quienes nos representan porque, palmo arriba o abajo, todos van a lo mismo. La única cosa que nos frena de salir a la calle y liarnos a pedradas a diestro y siniestro, como están haciendo todos los países árabes, es que aquí tenemos el derecho a votar cada cuatro años a nuestros representantes. Sin embargo, la verdad sea dicha, estamos muy decepcionados de la clase política en general; todos candidatos a salir en la foto y a no arreglar nada, salvo su propia casa. A los políticos de IU, sin la más mínima posibilidad de acceder al poder, les es muy fácil dar palos a derecha e izquierda. Todo cuanto hagan en este sentido siempre es beneficioso para la "salud" del partido y especialmente para ellos que, con esa actitud belicosa, justifican el puesto que ocupan y el sueldo que reciben mensualmente.
Creo que demasiados años en la política no son buenos, puesto que solo acaban dando palos a los que hacen y palos a los que dejan de hacer. Eso sin contar que el mundo ya conoce sobradamente los "beneficios" que las políticas que ellos pregonan están prácticamente erradicadas del planeta debido a los nulos resultados que han aportado a la clase trabajadora. Pero, en fin, donde hubo fuego siempre quedan rescoldos, especialmente si hay un beneficio detrás. No es el caso de los partidos con alternancia en el poder que, en todo momento, deben medir sus valoraciones y justificar cada una de sus palabras. Desgraciadamente los buenos políticos escasean en todos los partidos, pero que nadie dude que los hay. El problema es que, justamente los buenos, no dan codazos para situarse en las primeras filas. El mundo se mueve por etapas y esperemos que algún día las profesiones se ejerzan por verdadera vocación y no por mejorar el status o las retribuciones económicas. Actualmente se valora más a un médico, por el simple hecho de serlo, que un maestro de escuela y eso no es justo puesto que el primero puede ser un mediocre, mientras que el segundo puede ser un destacado profesor que ilustre a nuestra necesitada juventud.
Lo que cuenta es que cada uno, en su profesión, sea excelente y para ello se necesita vocación. Ninguna carrera debería aprobarse con un 5 de nota. El mínimo, para profesiones sin riesgo, tendría que ser 9 y en las de riesgo 10 y el que no sirva que trabaje o estudie otra cosa. Todas las profesiones mal ejercidas son el desencadenante de un mundo instalado en la mediocridad. Un mundo en que solo los pillos triunfan, con independencia de su valía y capacidad. El resto, mediocres pero no tontos, esperamos que esto cambie algún día. ¡Por el bien de todos!. Pero mucho nos tememos que todo esto sea pura utopía...
RAFAEL FABREGAT
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