El artículo "Cataluña y sus inquietudes Nacionalistas" no tiene otro interés que dar un repaso a la Historia, al objeto de encontrar vínculos históricos que den apoyo a los argumentos esgrimidos por la clase política catalana en sus pretensiones independentistas.
No queremos creer (pero creemos) que solo el interés particular de los políticos sea el causante de tan alarmante situación.
La primera parte nos llevó hasta el reinado del rey aragonés Martín I el Humano (1356-1410) bajo cuya bandera seguía estando Cataluña.
Su reinado estuvo marcado por el Cisma de Occidente siendo partidario del papado de Aviñón y por consiguiente de Benedicto XIII, el aragonés Papa Luna, del que era sobrina su esposa María de Luna. Intentando solucionar el Cisma en octubre de 1.397, a su regreso de Sicilia para hacerse cargo del trono de Aragón, Martín I se entrevistó con Benedicto XIII con resultado infructuoso. No obstante el Papa Luna aprovechó la visita para concederle la Rosa de oro, máxima distinción que otorgaba el papado.
En 1.398 Martín I, en colaboración con los Gremios de Valencia y con la Bula papal de Benedicto XIII en su mano, organizó una Cruzada naval contra los piratas berberiscos del norte de África que meses antes habían saqueado las costas levantinas y concretamente Torreblanca y Oropesa del Mar.
Ante la negativa de Benedicto XIII de renunciar al papado, Carlos VI de Francia y Enrique III de Castilla sitiaron Aviñón y fue Martín I en 1.403 quien nuevamente intervino con sus ejércitos rescatándolo y dándole cobijo en Peñíscola.
Martín I falleció en Barcelona el 31 de Mayo de 1.410 disputándose hasta seis pretendientes el trono.
Los cuatro hijos de Martín I habían fallecido antes que su padre y también, en 1.406, lo hizo su esposa María de Luna.
El conflicto no se solucionó hasta 1.412 cuando, con la intervención y apoyo de Benedicto XIII (el Papa Luna), por medio del llamado Compromiso de Caspe, se eligió como sucesor a Fernando I de Antequera, hijo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del fallecido Martín I. El Conde Jaime II de Urgel, casado con Isabel de Aragón también hermana de Martín I, tenía los mismos derechos de acceder al trono, pero éstos se vieron afectados al ser acusado del asesinato del arzobispo de Zaragoza, García Fernandez de Heredia. Instigado por su madre, Jaime II se alzó en armas contra Fernando I pero fue derrotado y condenado, muriendo en la prisión de Játiva en 1.433.
El 21 de Noviembre de 1.412 Fernando I se dirige a Tortosa y su gran valedor Benedicto XIII le inviste como Rey de Aragón y de todos los estados de la corona a cambio de su apoyo en el conflicto sobre el llamado Cisma de Occidente.
El 28 de Noviembre Fernando I de Antequera entra en Barcelona aclamado por la nobleza y jurando los privilegios catalanes. Sin embargo las presiones políticas son muy fuertes y es conminado a convencer a Benedicto XIII de que abdicara.
No pudiendo conseguir sus propósitos, Fernando I le reiró su obediencia al Papa Luna y en noviembre de 1.415 puso sitio a Peñíscola para que no le llegaran noticias ni provisiones, pero el Papa mandó construir una escalera en la roca del acantilado que sustenta el Castillo y siguió abasteciéndose por mar.
A Fernando I de Antequera le sucede Alfonso V y a éste, Juan II el Grande (1398-1479) de cuyo segundo matrimonio, con Juana Enriquez, nacería Fernando II el Católico, rey de Aragón y rey consorte de Castilla.
La Guerra Civil (1462-1472) entre Juan II y las instituciones catalanas (Generalidad y Consejo de Ciento) enfrentan dos modelos de sociedad (Monarquía y Oligarquía) poniendo sobre la mesa la capacidad de la Generalidad para asumir la soberanía.
Aragoneses, valencianos y mallorquines prestan su apoyo a Juan II, además de la Busca (menestrales y mercaderes) y los Remensas (campesinos descontentos), así como algunos nobles y clérigos.
Finalmente Juan II busca el apoyo de Castilla, casando a su hijo Fernando II (el Católico) con Isabel I de Castilla.
Hacia finales de 1.471 las tropas reales han recuperado buena parte de Cataluña y empieza el asedio de Barcelona que, al no tener apoyos exteriores, se rinde el 8 de Octubre de 1.472.
El 24 de Octubre de 1.472 se lleva a cabo lo que oficialmente se llamaría la Capitulación de Pedralbes. Ni ganadores ni vencidos, Juan II solo pide que se anule la Capitulación de Vilafranca.
La clemencia y permisibilidad de seguir en el cargo a los diputados opositores dieron como resultado una paz duradera.
Claro que, ante la pobreza general, la Generalidad quedó desprestigiada y en bancarrota, no pudiendo devolver los préstamos concedidos por algunos particulares y por el propio Consejo de Ciento.
Hasta aquí lo único que podría tener alguna base para aquellos "historiadores" cuya única pretensión es la independencia de Cataluña, acogiéndose a la Historia de esta región.
El bienestar general no era la meta de Artur Mas, ni tampoco la de Carles Puigdemont, Quim Torra u Oriol Junqueras. Su única meta es seguir mandando, pero sin tener que dar ninguna explicación al poder centraL del Estado Español, actualmente Monarquía Parlamentaria, y defenestrar a la Corona y a los partidos "españoles" es su trabajo diario. Lo de españoles se pone entrecomillado puesto que ellos no se consideran tales, sino nación particular y, a ser posible, independiente.
No les interesa el poder central, sino el propio poder.
Sin embargo el PSOE necesita sus votos para sacar adelante los presupuestos, de la misma forma que los partidos catalanes se necesitan entre sí para aprobar los suyos.
La solución a esta problemática sería una modificación de la Constitución que (tanto a nivel de estado como de las autonomías) diera el poder a la fuerza más votada pero, como ya entendieron los "padres" de la Constitución española de 1.978, tal medida no evitaría los conflictos sino que los aumentaría.
Unos y otros no son más que una pandilla de charlatanes que viven a costa del trabajo de los demás y su presencia y protagonismo en la política son inevitables. Lo chocante de todo esto es que (afortunadamente) para que el parásito viva del trabajador con holgura, hace falta que éste se mantenga vivo y con sangre suficiente. Eso quiere decir que nos asfixiarán pero no nos matarán... ¡Menos mal!. Supongo que todos ellos deben tener hijos y nietos, por lo que les dedico la copia de un viejo proverbio tuareg que dice así:
- Si quieres ir rápido anda solo, si quieres llegar lejos camina acompañado.
A buen entendedor, con pocas palabras basta.
RAFAEL FABREGAT
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