La Iglesia ha tenido tres figuras españolas relevantes, no todas para bien. El declarado antipapa Benedicto XIII (Papa Luna) y los Borgia (Papa Calixto III y Papa Alejandro VI).
El Papa Luna fue determinante en la historia de los Borgia pero no puede ser figura principal de este relato. En este artículo me limito a señalar su relación con esta familia, que ocupó un lugar destacado de la historia de la Iglesia en el siglo XV. El título es pues incorrecto. Una vez más queda patente mi predisposición a hablar del Papa Luna y de las muchas cosas que le acontecieron. Por pretender que sea él la figura predominante en cuantos relatos puede y debe estar presente, pero este no es el caso.
Provenientes de la villa de Borja (Zaragoza) la familia Borgia se instaló en el reino de Valencia tras participar en su conquista contra los moros, junto a Jaime I. Su habilidad para maniobrar en la política y los matrimonios de conveniencia, incluso con la realeza, facilitaron la pujanza de esta familia que tuvo su máximo esplendor con la figura del Papa Alejandro VI.
Hijo de esta ilustre familia fue Alfonso de Borja, nacido en la Torreta de Canals (Reino de Valencia) el 31 de Diciembre de 1.378. Eminente profesor de Derecho de la Universidad de Lérida llamó la atención del Papa Luna, que lo atrajo a su causa sobre el Cisma de Occidente.
Su apoyo a Benedicto XIII le valió la protección de San Vicente Ferrer quien lo nombró canónigo de la catedral de Lérida, entrando al servicio del rey Alfonso V como jurista y diplomático.
Tras la muerte del Papa Luna, Alfonso de Borja fue nombrado obispo de Valencia, marchando tres años después con el rey Alfonso V a la conquista del reino de Nápoles. En 1.444 fue nombrado cardenal, lo que aprovechó para ofrecer a sus sobrinos Luís Juan y Rodrigo importantes beneficios eclesiásticos.
Según profetizó años atrás San Vicente Ferrer, tras la la muerte del Papa Nicolás V, el cardenal Alfonso de Borja fue nombrado Papa, tomando el nombre de Calixto III, lo que aprovechó para nombrar a sus sobrinos príncipes de la Iglesia y al año siguiente cardenales.
El 6 de Agosto de 1.458 muere Alfonso de Borja (Calixto III) y tres décadas después, ya con 61 años de edad, es nombrado Papa su sobrino Rodrigo de Borja, nacido en Játiva (Valencia) que toma el nombre de Alejandro VI.
Rodrigo tenía no menos de siete hijos. De madre no precisada tuvo a Girolama, Isabel y Pedro Luís este último nombrado Duque de Gandía; ya cardenal tuvo por amante a Vannozza Cattanei de cuya relación nacieron Lucrecia, César, Juan y Jofre (Godofredo) y conociéndose otros dos hijos más de una tercera amante (contando solamente a las más "estables"), la llamada Julia Farnesio.
Especialmente Rodrigo de Borja (Alejandro VI) y sus hijos César y Lucrecia, han pasado a la historia como familia cruel y deseosa de poder. Italianizado su apellido han pasado a la historia como los Borgia. Alejandro VI fue calificado por todos como maquinador y de proceder simoniaco y de comportamientos indignos.
Su hijo César fue el brazo ejecutor de sus campañas militares y Lucrecia, de extraordinaria belleza, el señuelo para captar por vía matrimonial a los aliados de su interés.
El 6 de Agosto de 1.503 Alejandro VI y su hijo César Borgia celebraron un banquete en honor del cardenal Adriano da Corneto y otros comensales. Unos días después todos ellos cayeron gravemente enfermos y murieron, siendo César el único que por su fortaleza y juventud pudo superarlo. Se tiene por cierto que el motivo fue el veneno preparado por César Borgia para asesinar a los invitados y que, por error de uno de los sirvientes, les fue suministrado también a ellos mismos. Alejandro VI fue enterrado junto a Calixto III en la basílica de San Pedro.
De la vida de Lucrecia Borgia no voy a decir nada puesto que diez tomos del máximo formato no serían capaces de contener ni siquiera lo más anecdótico de su vida. De todas formas mi debilidad es añadir unas líneas más sobre la vida del Papa Luna y, en este caso, lo he conseguido a través de la familia de los Borgia...
RAFAEL FABREGAT
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