Ante la incertidumbre actual todos nos hacemos la misma pregunta, que son cuatro en realidad: ¿Quién es el culpable de la crisis, por qué se ha producido y cual será su alcance y duración?. La respuesta no es fácil porque aunque con seguridad de no equivocarnos podamos decir que los culpables son los Políticos y los Bancos, lo cierto es que culpables somos todos. Lo somos porque la ambición y el deseo de mejorar es innato de la condición humana y por consiguiente, cuando vislumbramos una posible mejora, nos vamos hacia ella como mosquito hacia la luz; muchas veces sin pensar suficientemente el riesgo y el precio que sin duda habremos de pagar si nos acercamos demasiado. ¿A quien no le gustaría un coche mejor, una casa más grande y mejor situada, un apartamento en la playa ó incluso una villa en primera línea de costa?
La ambición la tenemos todos aunque, obligatoriamente, ésta se frena cuando no se vislumbra un mínimo de posibilidades de convertirla en realidad.
Seguramente serían los últimos billetes de 5 pesetas (0,03 €) que se fabricarían, no lo sé, pero los que ya peinamos canas fuimos enseñados por nuestros mayores a ..."gastar la peseta cuando tuviéramos el duro..."; sin embargo esas enseñanzas quedaron atrás y estos últimos años se ha gastado el "duro" al tener la primera peseta, e incluso sin tenerla. No obstante, el culpable de esta locura consumista no es del comprador sin medios, si no de quienes nos incitaron a creer que ello era posible.
En todos los medios de comunicación, políticos y banqueros nos bombardearon cada día con discursos y ofertas, invitándonos a participar de aquel "idílico paraíso" que, según ellos, era posible para todos. Hoy comprobamos que todo fué un sueño y que la buena vida siempre fué para unos pocos y lamentablemente sigue y seguirá siendo así.
El sentido común nos dice que el bienestar general es solo una utopía; alguien tiene que criar los cerdos, metido en la mierda durante meses, para que otro se encuentre la carnicería llena de chuletas.
Es mucha la información disponible y nuestros jóvenes no son tontos por lo que conocen perfectamente el trayecto por el que pasa cada uno de los artículos que consume; sin embargo estos últimos años, los primeros de su vida, la inmensa mayoría solo han conocido el producto final... ¿Querrán meterse en la mierda?. En cuanto a la duración de la crisis... ésta se prolongará hasta que gobernantes y gobernados nos mentalicemos de que nadie va a solucionarlo por nosotros. De todas formas tendrán que ser los dirigentes quienes pongan los medios necesarios para que la solución sea posible.
Nunca faltaron, ni faltan, empresarios emprendedores que creen empresas en las que siempre serán necesarios esos obreros actualmente parados. Pero para ello antes hay que crear condiciones favorables que hagan esos negocios viables y eso, en un mundo tan globalizado como el actual, ya no es el empresario quien lo controla, si no los políticos.
Por todo lo anterior, aunque la crisis llegó a todos los paises de forma casi simultánea no ocurrirá lo mismo con su finalización, ya que los gobiernos lucharán individualmente por quitársela de encima lo mas pronto posible. Como siempre, serán los mejor preparados (y gobernados) quienes se liberen antes de esa lacra. El por qué de la crisis y sus efectos es global porque globales han sido los préstamos que los bancos, en un afán de lucro desmesurado, dieron a diestro y siniestro sin valorar debidamente la capacidad de cumplimiento de los tomadores.
Tras ellos están los políticos que, conocedores del riesgo, lo permitieron. Lo lamentable es que la desidia de unos y otros tengamos que pagarla los demás. También aquellos que han cumplido siempre sus obligaciones, personales y bancarias puesto que, en este momento, es impensable conseguir un crédito ni tan siquiera con excelente historial y sobrados avales. Con estas actitudes, ¿finalizará rápidamente la crisis?. Yo creo que no. La famosa globalización está pensada por y para los grandes pero, como la inmobiliaria, es una burbuja que también les está estallando en las manos. La idea era buena... ¡controlarlo todo! Pero el exceso de ambición tiene sus peligros.
La juventud actual está cada día mejor preparada y por lo tanto menos dispuesta a ser el "burro de carga" de los listos de turno. A mayores conocimientos de la ciudadanía, mayor dificultad para implantar lo de que el trabajo sea para unos y el beneficio para otros. Naturalmente, quien pilota el barco siempre intenta llevarlo en la dirección que le conviene, pero aquello de obedecer y callar será cada día más difícil y la única solución viable, a largo plazo, será el equilibrio.
Si la crisis actual ha de servir para algo positivo, tiene que ser para que empresarios y trabajadores nos demos cuenta de que solo el equilibrio puede llevar a la sociedad hacia metas de bienestar y armonía más o menos permanentes. Pretender volver a fórmulas anteriores de... ¡aquí mando yo! solo puede traer pobreza ya que, como se ha dicho anteriormente, para crear la riqueza que todos anhelamos es imprescindible que la juventud se implique en la lucha y esa juventud, la mejor preparada de la historia de la humanidad, solo aceptará incentivos, no imposiciones.
EL ÚLTIMO CONDILL
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