12 de mayo de 2019

2767- EL INVENTOR OLVIDADO.

El famoso Gran Café de Capuchinos. París.
Pocos saben que el mundo del cine debe una parte de su éxito a un español, pero así son las cosas aunque nadie hable de ellas. La gente habla de Édison y de los hermanos Lumiére como inventores del cine, por ser quienes lo llevaron a la práctica y lo presentaron al público, pero las bases ya estaban puestas anteriormente y justamente por un español. El día 13 de febrero de 1.895 los hermanos Auguste y Louis Lumiere se dieron buena prisa en patentar el cinematógrafo, pues eran varios los que estaban trabajando en ello y no querían que nadie les pisara la gloria anticipándose, pero el invento no estaría operativo hasta el 28 de Diciembre del mismo año. La presentación pública tuvo lugar en París, en el Salón Indien del Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, donde se proyectaron diez breves películas de la vida cotidiana de París.
Pero vayamos hacia atrás...

En el pequeño pueblo de Tardajos, a tan solo 10 Km. de la ciudad de Burgos, nacía el año 1.868 Mariano Díez Tobar, precursor del cinematógrafo de los hermanos Lumiere. Aprendió a escribir y a contar antes de ir al colegio, mientras sus padres realizaban las labores del campo. Pocos años después el maestro le dijo un día que ya nada más podía enseñarle, puesto que era cuanto él sabía. Mariando siguió estudiando en el pueblo cercano de Las Quintanillas, destacando también y pasando, con solo 14 años, al seminario de Sigüenza en Guadalajara. De allí marchó a Madrid como seminarista, desarrollando su inclinación por la física y las matemáticas que no cabían dentro de los estudios eclesiales. 

Mariano Díez Tovar, a la derecha con uno de sus inventos.
En 1.890, con 22 años recién cumplidos, se trasladó a Murguía (Álava) y empezó a impartir clases, aunque en realidad todavía era estudiante. Mariano se hizo Paulista, aunque sin abandonar la inventiva que le era innata. Quienes le conocieron, dijeron de él que poseía la erudición de un sabio del Renacimiento pero nuestro personaje iba a lo suyo, que era enseñar, rezar y estar siempre al día de los avances científicos que se presentaran al mundo, pues era lo que más curiosidad le producía. Tales inclinaciones le movieron a inventar, entre otras muchas cosas, "Las sombras de Java", el fenaquistiscopio de Plateau, el teatro óptico de Reynaud y el quinetoscopio de Édison, siendo los segundos quienes perfeccionaron y patentaron los inventos. 

El padre Díez en el Museo de Historia Natural de Villafranca.
Sus trabajos, respecto al cinematógrafo que nos ocupa, terminaron en la década de 1.890 con los hermanos Lumiere que, para entonces, no habían inventado absolutamente nada y que sin embargo estaban a punto de entrar en la Historia, sin ellos mismos saberlo. En 1.889 el "Mundo científico de Barcelona" invitó al padre Díez para dar una conferencia, añadiendo de parte del erudito lo siguiente: "El conferenciante autoriza con absoluto desinterés a cualquiera de los asistentes para que lleve a la práctica cualquiera de las ideas o conceptos que encuentre novedosos e interesantes". Mariano, que no pretendía comercializar nada, fue invitado en otras ocasiones y de una de ellas salió el "cinematógrafo de Flamereau" que éste mandó construir apenas llegado a París. 

Primer cinematógrafo de los Hermanos Lumiére.
Los Lumiére fueron quienes hicieron las películas. Demeny y Pathé fueron los constructores, siendo Marey el primero que aprovechó la idea aplicándola para estudiar el vuelo de las aves, de lo que resulta que la invención del cinematógrafo no nació en Francia, ni en Estados Unidos, sino en España. La fecha correcta no es tampoco la de 1889, sino la de 1.892. Durante una conferencia en Murguía y con el desinterés que le era habitual, el padre Díez le pasó sus notas a un tal Flamereau, representante de Lumiére en España. La conferencia tenía como tema: "El Cinematógrafo. Descripción del aparato por el que las personas y las cosas, vivas o muertas, aparecen ante nosotros en vivo y en movimiento, como si fueran realidad". En la charla, el padre Díez comentaba:  "Una vez se dé solución a la cronofotografía (pasando fotografías con intermitencias, aprovechando la inercia de la retina) podrán sucederse unas tras otras, creando la ilusión de movimiento". Esa es exactamente la definición del cine. El cándido Mariano le entregó a Flamereau la fórmula matemática para sincronizar el paso de la película con la cruz de Malta del obturador, base del futuro éxito de los hermanos Lumiére.

Cinematógrafo del Padre Díez.
El año 1.900 Mariano Díez fue destinado a Villafranca del Bierzo, donde escribió varios artículos con los avances por él conseguidos. El escándalo del visitador y padre general de la Orden se puso de manifiesto puesto que para ellos aparecer en los periódicos era de una vanidad imperdonable. El caso es que Mariano no era quien había remitido los escritos y su nombre había sido usado sin permiso. En dichos artículos presentaba varios aparatos de gran interés que no vieron jamás la luz. 
Obediente, el padre Díez destruyó todas sus notas sin que a nadie le supiese mal. Incluso, quizás por envidia, fue calificado de hereje por sus superiores, ante quienes se defendió asegurando que no tenía libro hereje alguno, sino que las obras de física y matemáticas a las que se referían, carecían de peligro de contagio. 
El paulista Mariano Díez fue un gran científico que descubrió multitud de inventos a los que, por natural humildad, solo les llamó "curiosidades".

RAFAEL FABREGAT

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