18 de abril de 2019

2754- DE LOBOS Y LEONES...

Es decepcionante, pero está claro que contra esto no hay remedio posible. Somos ovejas y precisamos de pastores que nos protejan de los muchos lobos que van de aquí para allá, buscando la presa fácil, esa presa que nunca sabe qué camino tomar. El problema, nuestro problema, es que los pastores no son mejores y también de ellos debemos protegernos. ¡Vaya desgracia la nuestra...! ¿Qué hacer en este caso?. Pues nada, aplicar aquella premisa de que "del mal, el menos". Sin embargo mucho nos tememos que no hay político bueno. No, no lo hay porque ellos van a lo suyo y no a lo nuestro. El rebaño no se guarda por amor a los animales, sino por el interés que proporciona el negociar con ellos y con todo lo que estos producen... Carne, lana y hasta desperdicios. Todo es dinero.

No se equivoquen la basura mueve millones. Sí amigos, porque ese rebaño que todos quieren pastorear es económicamente rentable en todas sus variantes y cómo no, también en el estiércol que produce. Con nosotros el pastor gana dinero con todo cuanto somos y por todo lo que tocamos. Tanto es así que, además de lo que vale cuanto producimos, ganan también en lo que gastamos y hasta en lo que tiramos a la basura. Porque la basura y su reciclado también es un negocio para ellos. No es pues de extrañar que todos quieran ser pastores y nosotros (las ovejas) contentos de que sea así, pues solos no sabríamos ni encontrar la comida que necesitamos para subsistir. Qué sabemos, pobres de nosotros, qué campo conviene pastorear. Apenas si conocemos el corral en el que vivimos, como para saber también donde está la comida.

Ante tantos lobos al acecho, ni siquiera el pastor puede controlarlo todo y a tal efecto necesita ayudantes (policías, jueces, diputados, senadores, etc.) que le ayuden en su tarea pastoril. El pastor es quien manda de todos ellos, tarea desagradecida pero bonita al mismo tiempo, puesto que es la cabeza visible, el dueño y señor de la ganadería y de todo cuanto esta representa. Lamentablemente, en algunas ocasiones no tiene braceros suficientes para poder controlarlo todo y debe pedir a algún "vecino" que le ayude en sus decisiones, pero ese no es problema para todo un "ganadero" hecho y derecho. Ante la falta de ovejas todos lo pastores vecinos, en ese momento al paro, aceptan gustosos ayudar siempre que se les pague bien. Llegado ese punto el ganadero siempre suele aceptar las condiciones.

Ya con todo bajo control, ayudan todos a una en las labores de protección del rebaño a cambio del reparto de beneficios. De vez en cuando, además de los lobos, hay auténticos leones que les parecemos poca cosa y quieren también adueñarse de una parte de la "finca" a fin de meter allí a sus "ovejas", pero para eso están policías y jueces que, de momento, van controlando la situación. Nosotros los corderos, además de producir, solo tenemos un trabajo, una gran responsabilidad que nos atañe directamente. Sí amigos, sí... La de elegir cada cuatro años a los pastores que nos tienen que mostrar a qué finca debemos dirigirnos para encontrar la tranquilidad y la mejor yerba. Y esto no es una broma, sino algo muy serio que bien merece nuestra reflexión. Si no hay ninguno de bueno... ¿Qué pastor elegir?.

RAFAEL FABREGAT

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