De todas formas, aún con la Bula de León XIII en la mano, la historia relatada por el obispo Teodomiro, en nombre del monje Pelayo, inglés para más señas, deja muchas lagunas e incongruencias que han puesto permanentemente en duda la autenticidad de los huesos de Santiago que tanta gente venera. Encontrados en su momento en tierras gallegas por el citado monje, investigaciones científicas los enlazan con el obispo Prisciliano de Ávila (340-385) ejecutado por el gobernador de Hispania Magno Clemente Máximo, primo del emperador Teodosio. No es solamente la total falta de pruebas, sino que los escritos al respecto de este hallazgo son del siglo XII y XIII, casi mil años posteriores al mismo, y por lo tanto de todo punto imposibles de probar. Lo que sí se puede probar es que Santiago fue ajusticiado en Judea pero, ¿cómo hacer creíble que fuese sepultado en Hispania?.
La Iglesia Católica impide mediante Bula Papal realizar pruebas de ADN a los restos que descansan en la tumba de Santiago el Apóstol. Son muchos quienes no creen en su autenticidad, máxime cuando la Iglesia se niega a realizar pruebas para corroborarlo. Cabe recordar que los huesos en cuestión se extrajeron de una necrópolis paleocristina y que posteriormente se construyó en aquel lugar una pequeña iglesia, antecesora de la actual Catedral de Santiago, pero nada de eso confirma que los huesos fueran del Apóstol. El año 1589, ante la amenaza de asalto del corsario Francis Drake, aquellos huesos fueron escondidos en un lugar secreto. Tres siglos después, en 1879, bajo una inscripción griega que rezaba Athanasios Martyr se encontraron tres cuerpos que (se supone) son del propio Santiago y de sus dos discípulos Atanasio y Teodoro...(?)
En cuanto al obispo Prisciliano de Ávila, la propia Iglesia lo consideró hereje por predicar contra las jerarquías eclesiásticas y su corrupción. Era gallego de nacimiento y su movimiento popular se extendió por toda la península, siendo denunciado en las mismas iglesias como brujo. En un cónclave celebrado el año 385 en la ciudad alemana de Tréveris, el obispo Prisciliano fue acusado de practicar rituales mágicos, hecho que posteriormente reconoció (que remedio) mientras le torturaban. Él y varios de sus seguidores fueron decapitados civilmente pero a instancias de la iglesia católica. Según relata Sulpicio Severo, el año 389 varios discípulos piden permiso a Roma para exhumar los restos de Prisciliano y llevarlos a su Gallaecia natal.
Basándose en el viaje que los discípulos realizaron con los restos mortales del hereje hacia su tierra natal, el año 1900 el hagiógrafo Louis Duchesne publicó en la revista Toulouse que quien realmente está enterrado en Compostela es el obispo Prisciliano, hipótesis que, aunque contraria a la tradición católica, se hizo inmediatamente popular. Oponiéndose a ella monseñor Guerra Campos indicó que Prisciliano pudo haber sido enterrado en 'Os Martores', parroquia de San Miguel de Valga (Pontevedra) ya que en esa ermita aparecieron sarcófagos antropoideos del siglo IV pero nada pudo demostrarse al efecto. Su teoría se basaba simplemente en la toponimia de 'Los Mártires' que se da a esta ermita y que bien pudiera tener relación con los ajusticiados de Tréveris, por ser la única ermita gallega con esta denominación.
RAFAEL FABREGAT