Como plaza fortificada, Alarcón fue cabeza de una de las regiones del Señorío de Villena y su patrimonio monumental es de todo punto excepcional en un enclave de tan reducidas dimensiones. El Ayuntamiento, el Palacio de los Castañeda y la Casa de Villena, se unen al amplio patrimonio religioso. La iglesia de Santo Domingo de Silos, la de San Juan Bautista, la de la Santísima Trinidad, la de Santa María del Campo y la ermita de Santa María de la Orden. No es de extrañar que la villa fuera declarada en 1981 Conjunto Histórico-Artístico. Santo Domingo de Silos fue construída a finales del siglo XII aunque son pocos los elementos románicos que han sobrevivido al paso del tiempo. La portada, ya ligeramente apuntada, es uno de los pocos elementos originales ya que su interior fue restaurado en los siglos XV y XVI con influencias góticas.
El Castillo de Alarcón perteneció primeramente al emirato de Córdoba. Tras la ruptura del califato y su desmembramiento en Taifas quedó subordinado a Toledo y fue escenario de sus muchas pugnas internas. En 1184 Fernan Martínez de Ceballos, capitán de las tropas de Alfonso VIII de Castilla lo sitió durante nueve meses, conquistándolo finalmente. A partir de ese momento le fue concedido fuero propio y se le otorgaron en señorío los territorios circundantes. Se cuenta que en determinado momento el señor del castillo tenía una hermana joven y hermosa que uno de los señores de la vecindad pretendía pero, famoso por su mala vida, fue echado sin contemplaciones. Rencoroso se propuso matar al señor y secuestrar a su hermana, pero de todo ello fue enterado el señor del Castillo y los criados se anticiparon al intrigante acabando con su vida y mezclando su cuerpo con la argamasa que estaban preparando para unas obras en la muralla. Desde entonces los muros que rodean la población quedaron teñidos de sangre, hoy manchas negras y rojizas en la argamasa.
Como se ha dicho anteriormente, el Castillo de Alarcón es en la actualidad un Parador Nacional de primer orden. Allí donde se libraron mil batallas y tomaron cuerpo las intrigas y leyendas, hoy puede ser habitación y lugar de acogida de cualquiera de nosotros. Un lujo de cuatro estrellas prácticamente asequible para cualquier bolsillo.
Son las cosas de la España actual. Dormir en la almena de un castillo ya no es privilegio de nobles, sino de cualquiera que pueda pagar los 130 € que cuesta la habitación, con cena especial y desayuno incluidos. Un módico precio para cualquier persona de clase media que quiera darse ese capricho. Y hasta para los de clase baja... ¡que un día, es un día!.
RAFAEL FABREGAT
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