No siempre fue todo desolación en lo que hoy llamamos el desierto del Shara. Al oeste de Egipto y a tan solo unos 200 Km. de El Cairo, millones de años atrás, el desierto más grande del planeta fue un mar. Concretamente, en el hoy llamado valle de Al-Hitan estaba el Mar de Tethys, Patrimonio de la Humanidad por los diferentes restos fósiles de ballenas que allí se pueden admirar. Para darle sentido a lo que parece imposible, hay que tener en cuenta las grandes transformaciones que ha sufrido nuestro planeta a lo largo de su existencia.
Cuesta creer que en mitad del mayor desierto del mundo puedan encontrarse ballenas
varadas, pero así es y allí están para poder constatarlo. La evolución de la Tierra ha sido mucha y constante, de tal forma que estos cambios siguen produciéndose. La aparente tranquilidad que disfrutamos no indica que el planeta se haya estabilizado por completo. No, no es así. Los cambios siguen produciéndose, con lentitud pero imparables. Porque estas cosas no suceden en cuestión de siglos, ni tampoco en milenios.
El Mar de Tethys y las ballenas o tiburones gigantes que lo surcaban, hace más de 400 millones de años que desaparecieron. En este mundo nada es para siempre. Cierto es que, unas veces para bien y otras para mal, la humanidad ha evolucionado a cotas jamás imaginables y el hombre de hoy es capaz de cambiar el mundo y hasta de frenar esa evolución natural de la que hablábamos, pero aún así... Sirva como ejemplo que, ante el asunto del cambio climático, ya está pensándose en cerrar parcialmente el Estrecho de Gibraltar, para evitar las inundaciones costeras en el Mar Mediterráneo, debido al aumento de nivel.
Hace mucho tiempo que se habla de hacer un túnel que conecte Europa y África, pero ante los peligros que puede traer el Cambio Climático las ideas están cambiando hacia un dique móvil. Claro que esto son simples minucias para lo que el planeta puede hacer, en el aspecto de catástrofes sísmicas o climáticas. Tendrán que pasar muchos siglos más para que el hombre pueda defenderse de estos fenómenos naturales, que pueden darnos el bienestar pero también pueden robarnos la vida. Lo que hay que hacer es cuidar el planeta y dejarlo a generaciones futuras en las mejores condiciones posibles.
RAFAEL FABREGAT
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