Recreación de la ciudad de Uruk. |
Imagen actual de la ciudad de Uruk. |
"No creas nada de lo que te cuenten y solo la mitad de lo que veas". Es un sabio consejo dado que, en este mundo miserable en el que nos ha tocado vivir, todo gira alrededor de la exageración, cuando no la mentira directa y la injusticia. Algunos saben esta realidad y la tienen asumida. Otros la desconocen y viven la mentira en la paz que acompaña a la ignorancia. No tengas lástima del ignorante pues, sin ninguna duda, es mucho más feliz que aquel que todo lo sabe, o cree saberlo. Siendo la Historia lo que más fascina a quien escribe este Blog, lamento decir que demasiadas veces encierra mentiras y medias verdades que finalmente te obligan a aborrecerla. Nada es lo que parece y mucho menos la Historia. Natural que, siendo los hombres quienes la relatan, quede sujeta al yugo de quien la escribe pues los escritores siempre han estado sujetos a intereses o directamente al servicio de quien les pagaba.
Quizás a partir de ahora, cuando las libertades permiten expresar los diferentes puntos de vista, las generaciones futuras puedan al menos sacar sus propias conclusiones y no tener que tragarse como ciertas las fantasías de los aprovechados de siempre. De los que mandan o mandaron, pero para eso habrá que esperar a que ese futuro se convierta en presente. Siempre que se visita un monumento o simples lugares cargados de Historia, no falta nunca una leyenda que aporte esa chispa que nunca tienen esos lugares de forma natural. También a mí, como simple mortal, me han hecho siempre gracia esas chispas legendarias pero uno se hace viejo y llega a la conclusión de que ellas no tienen otra misión que la de ponerle interés a algo que no lo tiene. Se salpimentan los guisos porque sin ese toque que le dan las diferentes especias, pocas cosas serían agradables al paladar. La prueba está en que, cuando un manjar es exquisito, nunca precisa aderezos de ningún tipo.
Pues bien, lo que se quiere contar hoy aquí no es nuevo. De hecho ya se descubrió en el siglo XIX y, como es lógico, hizo temblar los cimientos de la fe en muchos creyentes. Pero hay cosas de las que hay que hacer poca publicidad, porque se venden solas o porque tampoco interesa demasiado que se aireen.
Poco a poco y mientras la vida pasa, uno va adquiriendo conocimientos y tiene el gusto de escribirlos aquí para que se enteren todos aquellos que tienen a bien leer este Blog sin especialización alguna y que no tiene otra frescura que el provenir de una persona que no ha recibido otra cosa de la vida más que una enseñanza primaria y muchas bofetadas. Solo el vicio de leer y pensar me ha dado alas para expresarme por escrito, pero aquí estaré mientras ese Dios, en el que quiero creer y no puedo, me de fuerzas para seguir tecleando en el PC que es mi ventana al mundo.
Los siglos habían de confirmar, por medio de la arqueología, cual fue la realidad sobre la leyenda del famoso Diluvio Universal en la región mesopotámica. Dos de las versiones (el poema sumerio del Diluvio, en sumerio, y el poema de Atrahasis, en acadio) nos llegaron muy fragmentadas e ilegibles, pero hubo una tercera que se preservó casi completa en la tablilla número XI del poema de Guilhamesh. Dicho poema consiste en doce tablillas de arcilla que relatan la vida del mítico rey de Uruk y fue hallado el año 1.853, entre las 22.000 tablillas cuneiformes encontradas en la excavación de la Biblioteca de Asurbanipal, último rey de Asiria que gobernó entre el 668 y el 627 a.C.
Restos de la Biblioteca de Asurbanipal. |
El poema de Guilhamesh, en su tablilla XI, nos cuenta que el rey de Uruk, en busca de la vida eterna, se allegó a la morada de Utnapishtim para que le contara el secreto de la inmortalidad y en ese contexto éste le contó la historia del Diluvio, sucedida tiempos atrás. Cuando los diferentes dioses, capitaneados por Enlil (Dios del viento y las tempestades) decretaron llevar a cabo el Diluvio, Ea (dios del agua dulce y salada) le ordenó a Utnapishtim que derribara su casa y abandonara sus posesiones, construyendo una barca de dimensiones suficientes para poder albergar la simiente de todos los seres vivos. Y el relato sigue con diferencias y semejanzas a lo que la Biblia nos ha hecho llegar... Como es lógico, siendo este relato anterior a la Biblia, no fue Yahvé quien mandó el castigo divino para doblegar a los pecadores. El politeísmo se justifica entre Enlil, que es el Dios desencadenante de la tragedia y los demás dioses que, ante la magnitud de la catástrofe, se piden responsabilidades de unos a otros.
Tablilla XI del Poema de Guilhamesh. |
En el año 2.000 el explorador submarino R. Ballart, descubridor de los restos del Titanic, acompañado de varios submarinistas, arqueólogos e historiadores, encontraron un asentamiento humano en el Mar Negro a más de 100 metros de profundidad. Según su opinión, el hallazgo bien pudiera ser la confirmación de que las civilizaciones de la época tuvieron que huir ante la llegada de una inmensa inundación que anegó las costas de Turquía y que se estima sucedió 7.500 años atrás. Para Ballart dicho asentamiento, a tanta profundidad, explica claramente que el Diluvio existió y anegó tierras que hasta entonces habían visto la luz del sol, y estaban habitadas por el hombre. Lo que ya no está tan clara es la fecha y el motivo de tan gran inundación, aunque los científicos piensan que pudo estar provocada tras la última glaciación que, tras el pleno apogeo sucedido 20.000 años atrás cuando las aguas se helaron y replegaron, se colapsó drásticamente 10.000 años antes de nuestra Era. Lo que si quedó claro es que aquella inundación llamada "el Diluvio Universal" no fue global y que lo que la Biblia nos cuenta al respecto no fue un castigo de Dios (Yahvé) sino tradición o leyenda pagana de los dioses de tiempos politeístas, al fin y al cabo no tan diferentes del mundo de hoy.
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario