16 de abril de 2012

0655- LACRA DEL TURISMO SANITARIO.

REEDICIÓN.
Cansados estamos de que se nos rían en la cara algunos emigrantes, que holgazanean de la mañana a la noche en los bares. 
Una semana tras otra, los meses y los años van pasando sin dar golpe, con la cerveza en la mano y burlándose de todos nosotros, o haciendo fechorías que no tienen penalización alguna por culpa de unas leyes permisivas con la delincuencia de baja entidad, que al final resulta que no es tan baja.
Los que algún día trabajaron y los que no lo hicieron nunca. 
Ahí están día tras día en las terrazas de los bares, fumando, bebiendo y jugando al dominó. 
Riéndose de nuestra imbecilidad y sin querer volverse a su tierra. ¿Para qué, si aquí ganan más sin hacer nada que allí trabajando?. 
Eso ellos, porque ellas están en los servicios sociales de los Ayuntamientos a ver qué se puede sacar, o en la consulta médica simulando problemas de salud que no tienen, para conseguir medicinas para toda esa numerosa familia que ni siquiera está afiliada a la Seguridad Social, incluso para mandarla a sus países de origen para familiares o amigos.

Aunque la exposición pueda parecer dura, quien la hace ve bien que aquellos que en su día trabajaron tengan la protección por desempleo que sin duda merecen. 
Sin embargo todos sabemos que desgraciadamente, la economía española está muy mal en este momento y no estamos para mantener a nadie, mucho menos de por vida. 
Lo de robar cobre tampoco es la solución. Sean pues de donde sean, cuando el plazo de prestación por desempleo finaliza, lo que corresponde es encontrar nuevo trabajo o marcharse a su tierra y no quedarse zanganeando por aquí con pagas de auxilio social de duración indefinida que nos están arruinando a todos. 
Aquí hubo un gobierno que regalaba el dinero para perpetuarse en el poder y porque quienes lo daban no lo cogían de su cuenta corriente. Para más inri, cuando éste se acabó, buscaron créditos para seguir regalándolo porque tampoco de sus cuentas pagaban los intereses que dichos préstamos generaban.

Como es natural, al final uno se acostumbra a vivir sin trabajar y claro, nos toman por "el pito del sereno" pidiendo (como derecho) lo que un día se les dio por altruismo ajeno al bolsillo del pagador.
Como es lógico, eso de vivir sin trabajar no puede durar toda la vida y cuando "la gallina de los huevos de oro" se muere, salimos a la calle reivindicando nuestro derecho a que sigan regalándonos el dinero. 
Esperpéntico pero natural. Claro que estas cosas solo suceden en España, tierra habitada por todo lo mejorcito de los países que nos invadieron durante milenios.
Aquellas pagas continuamente renovadas, llovidas del cielo y que se hacían con dinero ajeno, tendrán que acabar algún día. Pero desesperación ninguna. Las pagas a tíos hechos y derechos, jóvenes y fuertes como un toro... 
一¡Son un derecho y si las quitan saldremos a la calle...! 一dicen ellos.

En fin, los que tanto luchan por mandar ya verán lo que hacen con esto y con otras muchas cosas. Lo que está claro es que somos el hazmerreir de Europa y del mundo. Se ríen y con razón porque esta lacra de las pagas a los "listos", con ser grave se convierte en una nimiedad en comparación con los miles de millones que, año tras año, pagamos los desgraciados españoles para que los ricos europeos se operen aquí a nuestra costa. ¡Eso si que es fuerte!.
Más ricos que nosotros y pudiendo por tanto atender sus problemas sanitarios en el país de origen, vienen al nuestro no porque en España haya mejores médicos y mejores hospitales -que también- sino porque son gratuitos para todos los extranjeros que nos visitan. 
Para mayor burla, a la menor necesidad quirúrgica, son las autoridades de esos mismos países los que aconsejan a sus súbditos que se vengan a esta (tierra de tontos) donde cualquier "retoque", que en su tierra cuesta un potosí, aquí la tendrán totalmente gratuita.

Simplemente empadronándose ya tienen derecho a todo. ¡Y los españoles, peor cada día que pasa!. 
Se considera que el 30% del turismo que llega a nuestro país es de conveniencia, turistas que vienen porque económicamente les conviene... 
Unos a operarse, otros a emborracharse y a irse de putas, otros a disfrutar -como ricos- de unas pensiones que en su país apenas les permitirían comer. Son tantos que algunos, incluso gobiernan los pueblos españoles en los que habitan.
Por si el gobierno anterior no había fallado en bastantes aspectos resulta que, en uno de esos momentos de "lucidez" política, se les ocurrió un decreto (240/2007) que, eludía las medidas especificadas en el artículo 7 de la directiva 2004/38 por las que, para evitar abusos al sistema, solo se garantizaba la asistencia sanitaria a los extranjeros que trabajaran en el país de acogida.

Dicho artículo dejaba bien claro que, para otros colectivos, la asistencia sanitaria tendría que ser abonada por el usuario o compañia aseguradora del mismo. 
El motivo de dicha especificación era justamente evitar el "turismo sanitario", una lacra que está acabando con nuestro sistema.
El fraude fue propiciado por el partido en ese momento en el poder (PSOE) y por lo tanto disfruta de total legalidad, permitiendo que todos los extranjeros sean atendidos gratuitamente por nuestra Seguridad Social, mientras los españoles sufren recortes y retrasos. 
La "jugada" se basa en empadronarse en España y sacarte la tarjeta sanitaria española, o una tarjeta europea a la que posteriormente se le factura el coste a nuestro país.

Lógicamente conocedores del fallo de nuestro Sistema Sanitario, los propios países de origen aleccionan a sus súbditos en la conveniencia de que se empadronen en España a sabiendas del intolerable desequilibrio que causan estas operaciones fraudulentas. 
El abuso que hacen estos "turistas" es exagerado e intolerable, puesto que su visita a España no tiene otro objetivo que el de esquilmar más si cabe la mísera economía española. 
Hora es pues de que se tomen medidas sobre el asunto. Antes de implantar el copago recortando derechos a los españoles, mejor harían quienes mandan en no regalar esos servicios a los extranjeros que no colaboran en su financiación.
Cada mochuelo que marche a su olivo...

RAFAEL FABREGAT

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