Bueno, vendedores, vendedores...
¡Vendedor de humo no hay más que uno!. El resto son ayudantes.
Como en los mercados ambulantes o barcos de los tiempos de la piratería al uso, hay un vendedor (capitán), otros vendedores secundarios (marineros) y el resto son ayudantes o acarreadores de cajones de fruta y desperdicios. Una vez colocados los parches y evitado que la nave fuera a pique al más profundo de los abismos, su nuevo capitán, colocado a dedo y aceptado (qué remedio) por todos los grumetes, nos dice que él ya sabía como se gobernaba la nave, para que flotara "viento en popa a toda vela como velero bergantín"... El anterior capitán, ante esas palabras le mira de soslayo y cagándose en todos sus muertos (con perdón) le abraza como Judas hizo con Jesucristo.
- Bandarra, ¿ahora me vienes con esas? -piensa para sus adentros- ¡Hipócrita, Judas más que Judas!.
Y es que, claro, decir que tiene la solución el que era ministro y vicepresidente del gobierno, sin aportar jamás nada al respecto, es para matarlo y no a besos precisamente.
Marineros y grumetes hacen la ola con estas palabras de ánimo y confianza, especialmente porque quieren seguir chupando del bote y para ello hay que tirar todos a una y en la misma dirección, pero de todos ellos no hay ninguno tan tonto que no se dé perfectamente cuenta de la jugada. El agua pasada ya no mueve molino, dos abrazos públicos para la galería y comida para los cerdos. Los camerinos de la política son pura mierda de la que, como escarabajos peloteros, viven tantos desalmados. Por cierto ¿el nuevo capitán, es realmente nuevo?. Habrá algún joven despistado, inocente hasta la saciedad, que crea que vejete tan tunante pueda aportar algo nuevo a la política.
¡Vendedor de humo no hay más que uno!. El resto son ayudantes.
Como en los mercados ambulantes o barcos de los tiempos de la piratería al uso, hay un vendedor (capitán), otros vendedores secundarios (marineros) y el resto son ayudantes o acarreadores de cajones de fruta y desperdicios. Una vez colocados los parches y evitado que la nave fuera a pique al más profundo de los abismos, su nuevo capitán, colocado a dedo y aceptado (qué remedio) por todos los grumetes, nos dice que él ya sabía como se gobernaba la nave, para que flotara "viento en popa a toda vela como velero bergantín"... El anterior capitán, ante esas palabras le mira de soslayo y cagándose en todos sus muertos (con perdón) le abraza como Judas hizo con Jesucristo.
- Bandarra, ¿ahora me vienes con esas? -piensa para sus adentros- ¡Hipócrita, Judas más que Judas!.
Y es que, claro, decir que tiene la solución el que era ministro y vicepresidente del gobierno, sin aportar jamás nada al respecto, es para matarlo y no a besos precisamente.
Marineros y grumetes hacen la ola con estas palabras de ánimo y confianza, especialmente porque quieren seguir chupando del bote y para ello hay que tirar todos a una y en la misma dirección, pero de todos ellos no hay ninguno tan tonto que no se dé perfectamente cuenta de la jugada. El agua pasada ya no mueve molino, dos abrazos públicos para la galería y comida para los cerdos. Los camerinos de la política son pura mierda de la que, como escarabajos peloteros, viven tantos desalmados. Por cierto ¿el nuevo capitán, es realmente nuevo?. Habrá algún joven despistado, inocente hasta la saciedad, que crea que vejete tan tunante pueda aportar algo nuevo a la política.
Pero tal eventualidad me parece remota puesto que la juventud de hoy está preparada y no justamente para aceptar que esperpentos que nunca aportaron nada nuevo, digan hoy que tienen la llave que cerrará la puerta a los sinsabores. Más de lo mismo para todos los españoles y más de lo mismo para sus intereses particulares.
Personalmente creo que el partido se ha equivocado. Los jóvenes están preparados para ser el relevo que tanta falta le hace a nuestro país, no para aguantar las chorradas de viejos decrépitos, con cinco legislaturas detrás. Bien está tener abiertos ojos y oídos porque de todos se puede aprender algo positivo, pero nada más. Cuando un capitán con cinco viajes intercontinentales a sus espaldas, siempre ha acabado con el barco en las profundidades más tenebrosas, creo que ya tenemos bastante. El problema es que los jóvenes listos, aunque capaces, no son aventureros y quieren seguir viviendo del cuento sin asumir ningún riesgo. Mejor marinero seguro que capitán al borde del precipicio al que, más pronto o más tarde, siempre acaban colgando. Esa es la realidad.
El nuevo capitán, las mañas y los trucos se los sabe todos. El problema, su problema, es que la gente de hoy está más preparada y más cabreada que nunca. Mañas todas, pero trucos los justos. Este prestidigitador está más quemado que la pipa de un indio Cheroque y antes de barajar las cartas, ya se ve por donde va a esconder los ases.
Personalmente lo que me apena es el "cero a la izquierda" que pulula a su alrededor, perdido en un desierto sin oasis. Aunque por un lado lo hace aliviado por la responsabilidad traspasada, se le nota triste por su incapacidad de gestión y por la falta de ayuda recibida. Pocas cosas en la vida escapan a la traición y mucho menos en el campo de la política. Quien ahora pretende gobernarnos no es un águila joven, recién salida del nido y llena de fuerza e ilusiones, sino el buitre amargado, por toda una vida de segundón al servicio de quienes tuvieran dudas que resolver.
Sin embargo ni su primer capitán ni el segundo resultaron ser los muñecos perfectos que él hubiera querido. El primero por su capacidad y el segundo por su cabezonería, dieron al traste con sus ideas de tendero de ocasión. Tras la multitud de fiascos colocados al cliente dócil y confiado, al gato escaldado con agua tibia le basta. Tras los muchos engaños soportados, muchas fueron las ofertas de coche viejo, pero pocas las ventas realizadas y claro, si no hay venta no hay negocio...
Los vendedores de humo se miran todos preocupados repitiendo la misma frase al unísono.
- ¡Con la que está cayendo, no sé si levantaremos cabeza...!
RAFAEL FABREGAT
Personalmente creo que el partido se ha equivocado. Los jóvenes están preparados para ser el relevo que tanta falta le hace a nuestro país, no para aguantar las chorradas de viejos decrépitos, con cinco legislaturas detrás. Bien está tener abiertos ojos y oídos porque de todos se puede aprender algo positivo, pero nada más. Cuando un capitán con cinco viajes intercontinentales a sus espaldas, siempre ha acabado con el barco en las profundidades más tenebrosas, creo que ya tenemos bastante. El problema es que los jóvenes listos, aunque capaces, no son aventureros y quieren seguir viviendo del cuento sin asumir ningún riesgo. Mejor marinero seguro que capitán al borde del precipicio al que, más pronto o más tarde, siempre acaban colgando. Esa es la realidad.
El nuevo capitán, las mañas y los trucos se los sabe todos. El problema, su problema, es que la gente de hoy está más preparada y más cabreada que nunca. Mañas todas, pero trucos los justos. Este prestidigitador está más quemado que la pipa de un indio Cheroque y antes de barajar las cartas, ya se ve por donde va a esconder los ases.
Personalmente lo que me apena es el "cero a la izquierda" que pulula a su alrededor, perdido en un desierto sin oasis. Aunque por un lado lo hace aliviado por la responsabilidad traspasada, se le nota triste por su incapacidad de gestión y por la falta de ayuda recibida. Pocas cosas en la vida escapan a la traición y mucho menos en el campo de la política. Quien ahora pretende gobernarnos no es un águila joven, recién salida del nido y llena de fuerza e ilusiones, sino el buitre amargado, por toda una vida de segundón al servicio de quienes tuvieran dudas que resolver.
Sin embargo ni su primer capitán ni el segundo resultaron ser los muñecos perfectos que él hubiera querido. El primero por su capacidad y el segundo por su cabezonería, dieron al traste con sus ideas de tendero de ocasión. Tras la multitud de fiascos colocados al cliente dócil y confiado, al gato escaldado con agua tibia le basta. Tras los muchos engaños soportados, muchas fueron las ofertas de coche viejo, pero pocas las ventas realizadas y claro, si no hay venta no hay negocio...
Los vendedores de humo se miran todos preocupados repitiendo la misma frase al unísono.
- ¡Con la que está cayendo, no sé si levantaremos cabeza...!
RAFAEL FABREGAT
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