6 de abril de 2011

0324- TRABAJO Y DINERO, INCOMPATIBLES.

Lamento mucho escribir en estos términos un tanto reaccionarios pero, para un servidor, el octavo mandamiento (no levantarás falso testimonio ni mentirás) es, por cuestiones personales, el más importante de cuantos se dice que Dios le entregó a Moisés a través de las Tablas de la Ley. Está claro que todos son importantes y necesarios para mantener el orden establecido, pero vuelvo a repetir que es tanto el daño que puede hacerse con una mentira que la necesidad de este mandamiento es imperiosa, inevitable. Sin embargo muchos somos los pecadores y muy pocos, o ninguno, los que respetan unos mandamientos que facilitarían y mucho, la relación entre las personas y la vida en general. Si hubiera justicia, que no la hay, asesinos, ladrones y mentirosos no tendrían cabida en este mundo, de la misma manera que quien más trabaja ganaría más, pero desgraciadamente esto no es así. Aquí el listo se lleva el gato al agua y al tonto... ¡Que lo zurzan!.


Mis seguidores ya saben que, de vez en cuando, me voy por las ramas y ésta es una más. La entrada de hoy tiene como objeto comentar que, desgraciadamente, nada tiene que ver el trabajo con el dinero. Más bien ocurre, con demasiada frecuencia, que es justamente quien menos trabaja el que más gana. Sin embargo ¡ay! la solución para ganar dinero no es dejar de trabajar. Si así fuera, todos seríamos ricos... Cada uno nace donde nace y es como es. Ni una cosa ni la otra está en nuestra manos, pero sí lo está el intentar cambiar el destino inicial. La posición en que se nace juega un papel muy importante a la hora de facilitar o no el despegue hacia un destino ideal pero, cuando esto falla, cabe la posibilidad de evitar el fracaso si el individuo tiene el tesón y capacidad necesaria. Es ahí, en ese punto, donde entra en funcionamiento la personalidad del individuo.


Es más que probable que el abuelo del dueño del yate de la foto, se dedicara a recoger cacas de camello en el desierto y ¡míralos ahora!. Se dice en buena lógica que en este mundo todo es posible. Esto es decir mucho, tal vez demasiado, pero sí es cierto que un pobre puede llegar a rico y al revés. ¿Difícil?. Hombre, ¡pues claro! nada de lo que vale la pena es fácil de obtener. ¿Acaso la chica más guapa se va con el primero que pasa?. Pues lo demás funciona de la misma manera. Cuando alguien nace rico ya es difícil mantenerse en esa posición y mucho más ampliarla, ¡imagínense lo difícil que será hacerse rico de la nada...! Exceptuando la eventualidad de que te pueda tocar la Primitiva, imagino yo que hacerse rico por otros conductos siempre será difícil: muy difícil, pero no imposible. Es cuestión, eso sí, de echarle huevos al asunto.


Más rapidez cuanto más listo sea uno y metas más largas cuando la vergüenza sea poca, o nula. Así pues, lo de que trabajo y dinero sean incompatibles no es cierto. Hasta los más mafiosos han de realizar arduos esfuerzos para ganar dinero, pero claro está que el dinero (en cantidad) no se gana trabajando, si no haciendo trabajar a los demás. ¡Injusto! pues sí, pero ¿qué podemos hacer nosotros?. Así lo encontramos al nacer y así lo dejaremos al morir.

La gente "del montón" somos simples hormigas a las que nuestros padres solo nos han enseñado a ganar el dinero trabajando y ¡claro! trabajando, ya lo hemos dicho antes, solo se recogen migajas, nada más. Se duerme tranquilo, eso sí, pero pobre... Bueno, yo diría que la de la foto, además de dormir tranquila, tiene dinero. ¡Siempre hay excepciones...!

RAFAEL FABREGAT

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