3 de febrero de 2019

2713- LOS MANCOS DEL BENAVENTE.

Teatro-cine Benavente. CABANES (Castellón) España.
Por increíble que parezca, así eran las cosas en el Cabanes de mediados del siglo XX, en plena posguerra y con más hambre que abundancia. La primera década, tras el final de la Guerra Civil Española, fue más oscura por la mucha necesidad que había en las casas de los pobres, que eran la gran mayoría. Sin embargo la naturaleza humana busca la manera de resurgir de las cenizas, como ave Fénix, y con la llegada de la década de los 50 nació una nueva manera de ver la vida. Había que luchar, sí, pero también había que vivir. Con apenas 2.000 habitantes el cine Benavente de Cabanes se hizo pequeño para tanta gente que cada fin de semana quería olvidar sus miserias, aunque solo fuera un par de horas. Se amplió la programación, con dos sesiones de tarde y noche para el domingo y festivos y una nocturna para las noches de los jueves y sábados.

Dos cines de verano ampliaban esta oferta cinematográfica. En época estival el cine Astoria ofrecía sesiones nocturnas sábados y domingos. En el Trinquet se proyectaban películas los sábados y domingos por la noche, además de "Baile de vermouth" tras la sesión de tarde del cine Benavente, entre las 20 y las 22 horas. Cuesta creer que en una época de tanta miseria estos negocios prosperaran, pero así era. El cine Benavente, normalmente sin numerar, estaba siempre a rebosar y con venta de entradas superior al aforo. El "problema" lo solucionaba el empresario colocando en cada fila una silla más en los pasillos laterales y en el central. Gracias a Dios nunca hubo ninguna desgracia que exigiera el rápido desalojo de la sala. El aforo lo constituían 3 dobles bancos corridos para niños en las primeras filas, 22 filas de 20 butacas y dos "gallineros" de unas 50 plazas cada uno.

Con dictadura o sin ella la juventud siempre tiene prisa por dar rienda suelta a los instintos básicos de la naturaleza y el cine Benavente de nuestro querido Cabanes no podía ser menos. Como todo cine que se precie el nuestro también disponía de esas dos últimas filas de butacas llamadas de los mancos. Sí, así se llamaban porque todos sus ocupantes solo tenían un brazo visible, mientras el otro estaba ocupado en meterle mano a la compañera y compañero de turno. Normalmente se llamaba "fila de los mancos" a la última, pero la tan afanosa distracción de sus ocupantes, permitía también a quienes ocupaban la fila de delante dedicarse al mismo menester sin que nadie advirtiera nada fuera de lugar. Curiosamente en nuestro cine Benavente las butacas 11 y 12 de la penúltima fila (junto al pasillo central) estaban reservadas para el Sr. Alcalde y señora y lo mismo en la última fila para el Sargento de la Guardia Civil y su esposa, aunque la del el Alcalde y señora solían variar. 

No crean, con respecto al tema (de los mancos) que nos ocupa en el día de hoy, había una fila mucho peor que era la última del gallinero. 
Escalones de obra y sin butacas, con poca clientela y en los que se podía hacer "de todo". De la última fila de los gallineros vamos a olvidarnos puesto que ese no era lugar para el amor y menos aún para llevar a tu novia. No obstante, el magreo en las filas "de los mancos" era cosa de enamorados, extremadamente vigilados en cualquier otro lugar que no fuera la oscuridad de un cine. Justamente por eso lo que allí sucedía era algo tan cándido y sensual que no debería estar mal visto ni pasar de moda jamás. ¿Hay algo más bonito que ver como una pareja se besa en plena calle?. Sobre todo si pasan de los cuarenta y además se ríen... Pues imaginaros en la oscuridad del cine Benavente y especialmente si la linterna del "tío Viçent" no estaba al acecho. 

En la pantalla Quo vadis, Ben Hur, los Diez Mandamientos, Espartaco, etc. Casi siempre una de romanos. Mientras las parejitas, ellas con calcetines, aprendíamos a amarnos. ¿Es eso criticable?. La chaquetilla de punto sobre las rodillas para disimular, mientras las manos de unos y otras se internaban intentando acariciar una pierna, un sujetador, el roce furtivo de los labios en un cuello que se estremecía de placer. Pero todo acabó, como acaba todo. Los cines de los pueblos cerraron y también los de las ciudades. Que no me digan a mí, que los vídeos porno americanos son mejores que una peli de romanos... Lo triste es saber que, en el momento actual, está todo tan desvirtuado que ni el porno americano ni el cine actual o el de romanos pone a nadie los pelos de punta. Lo siento por ellos. Por esa juventud actual que a los cuatro días de conocerse se van a vivir juntos sin compromiso alguno. El día que tu hijo/a te presenta a su "amigo/a" ya has de tener habitación preparada con cama de 150/200 porque ese día Pepe o Pepa ya se queda a pasar la noche en tu casa. Porque hace frío, llueve o hace calor. Así, por la cara. Y los padres a callar porque si hablas se irán de casa y si no hablas también...

RAFAEL FABREGAT

2 comentarios:

  1. Gran entrada, Rafa. Molt interessant tot el que contes sobre el passat del poble

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  2. Lamento mucho no saber a quien agradecer el cumplido. No entiendo la manía que tenéis de comentar en "anónimo", especialmente cuando se trata de halagos. Imagínate lo que puede ser cuando son críticas al artículo o personales...
    De todas maneras, muchas gracias.

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