21 de octubre de 2018

2680- LA HISTORIA DE SIDÓN.

Como todos sabemos Sidón es una capital libanesa, la tercera más importante en cuanto a población. Actualmente supera los 200.000 habitantes y sigue floreciendo como centro comercial estratégicamente instalado junto a la costa mediterránea y a tan solo 50 Km. al sur de Beirut, la capital del país. Claro que Sidón no es una ciudad cualquiera, sino una metrópolis que ya tenía igual o más importancia cinco mil años atrás.

Sidón fue ciudad fenicia fundada en el III milenio a.C., al mismo tiempo que Tiro, Biblos o Beritos. Se considera por tanto que Sidón es una de las ciudades más antiguas del mundo, habitada sin interrupción, equiparada por tanto a ciudades como Alepo (Siria), Susa (Irán) o Luxor (Egipto). Antiguamente Sidón era un islote y después especie de pequeña península al rellenar el espacio que la separaba de tierra firme. Con esta actuación sus habitantes construyeron un puerto al norte y otro al sur de la roca, que sigue vigente en nuestros días. Sin embargo poco se supo de este pueblo en los países occidentales hasta el siglo XIV a.C., cuando se hizo famoso por las epístolas de Tell-al-Amarna de los reyes Cananeos remitidos al faraón egipcio. La civilización fenicia había decaído puesto que los sidonios se centraron comercialmente con países más próximos como Egipto, Chipre y Mesopotamia. 

Protegida por los faraones egipcios había poseído una flota numerosa que intensificó el comercio por todo el Mediterráneo, llegando hasta incluso la Península Ibérica desde la que acarrearon gran riqueza de los metales preciosos Tarsos y Cólquidos. Buena parte del oro y cobre de los Tartesos fue descargado en Sidón a cambio de simples baratijas de vidrio. Debido a ese intenso movimiento mercantil Sidón logró preponderancia política hasta la llegada de los Filisteos en el año 1209 a.C. que la destruyeron completamente. Lo poco que quedó en pie fue nuevamente destruido por los Asirios. En el siglo XIX de nuestra Era se llevaron a cabo en aquellas tierras importantes descubrimientos arqueológicos, como el del sarcófago del rey Eshmunazar y el del rey Tabint. Ya en el siglo XX se descubrieron tablillas de escritura cuneiforme fenicia.

En estos tiempos tan problemáticos en Oriente Medio, Líbano tiene como problema principal ser vecino de países tan beligerante como Siria e Israel. Hasta la década de 1970 era un país floreciente, que muchos comparaban con la financiera Suiza europea, pero la invasión de Israel eclipsó aquel esplendor y trajo la guerra y los despropósitos. Desde hace casi tres décadas sus autoridades luchan con todas las "armas" a su alcance para devolver el equilibrio que atraiga nuevamente la confianza y con ella las inversiones y el turismo. Sus atractivos turísticos son muchos, pues forma parte de la cuna de la civilización, pero el turismo y los inversores quieren también la paz y la estabilidad que ha faltado en estos últimos años, motivo por el cual finalizada la guerra los tanques están siendo sumergidos para crear un nuevo hábitat para la fauna marina. 

La riqueza histórica de Sidón es innumerable y sin duda uno de los lugares históricos más importantes de Líbano, pero el saqueo de sus ruínas también ha sido históricamente el más devastador. Cazadores de tesoros y arqueólogos amateurs esquilmaron tesoros nunca vigilados por sus autoridades. Con tan nefasto control, sus riquezas arqueológicas se han visto desparramadas por todos los museos y mercados mundiales de arte. Por si esto fuera poco, muchas de sus ruinas milenarias han sido sepultadas bajo construcciones modernas en un despropósito total de sus autoridades que ningún valor había dado a la Historia y al turismo que éste genera en el momento actual. Poco queda ya de aquella antigua ciudad persa "de los Jardines", ahora convertida en una cosmopolita ciudad comercial. Sin embargo, algo queda todavía de todo aquel brillante pasado.

Sidón fue ciudad fenicia y puerto comercial de aquel imperio, tantas veces asaltado por asirios, babilonios, egipcios, griegos y romanos. Cara a la Historia nada sin embargo que objetar, pues todos dejaron su legado. Solo hay que recorrer su centro histórico para darse cuenta de ello. Entre el Castillo del Mar y el Castillo de San Luis encontramos una ciudad medieval amurallada, de calles estrechas y arcos que conectan los diferentes barrios repletos de tiendas de souvenirs, mezquitas y variopintos mercados. Claro que, una vez allí, no hay que perderse el Castillo de Qalaat al Muizz, el Museo del Jabón y el Palacio Debbamme. Para los amantes de la Historia hay que decir que, según los estudios sobre el ADN, los actuales libaneses de Sidón conservan los genomas de sus ancestros, lo que viene a decirnos que los antiguos Cananeos siguen vivos y en sus tierras milenarias.

RAFAEL FABREGAT

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