29 de agosto de 2018

2648- RECORRIENDO ITALIA. (2)

El barco nos deja en el puerto de Civitavecchia a 80 Km. de Roma. Un poco lejos. Quizás demasiado, pero los puertos más próximos a la capital italiana, no tienen el calado suficiente para cruceros. 

Varios autocares nos llevan para descubrir los restos del Imperio Romano y las riquezas del país más pequeño del mundo, la Ciudad del Vaticano. Bajo un sol de justicia empezamos la visita en el Coliseo y la basílica de San Pietro in Vincoli, del siglo V, que alberga la escultura del Moisés de Miguel Ángel y el mausoleo del papa Julio II. Nos cuidan, no quieren que nos cansemos demasiado y el autobús nos traslada al centro de Roma para admirar la escalinata de la Plaza de España, la Fontana de Trevi, el Panteón y la Plaza Navona. Nos dan tiempo libre para comer y lo hacemos en un restaurante tradicional, pidiendo la especialidad de la casa que naturalmente es pasta en sus diversas presentaciones.

Tras la comida nos trasladamos al Vaticano. Plaza de San Pedro, Basílica levantada sobre la tumba del Santo y en la que se encuentra su sepulcro. Como no podía ser de otra forma, en el interior de la Basílica brilla la majestuosidad de un enclave que representa a la Religión Católica. En uno de los laterales se ubica la escultura de La Piedad, de Miguel Ángel. Difícil destacar nada de lo que allí puede admirarse, pues todo es en grado superlativo. Acceder al interior es gratuito pero hay que pasar dos controles: el de peligrosidad y el de vestimenta. Nada pues que sea metálico y nada tampoco de mostrar brazos o piernas. A tal efecto cientos de migrantes venden en los aledaños de la Basílica grandes pañuelos para poder cubrirse todo lo que los vigilantes consideran impropio de tan santo lugar.

Baldaquino de la basílica de San Pedro.
En los aledaños de la catedral, pero no dentro de la misma, se pueden visitar los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina y las catacumbas (Grutas Vaticanas) donde están los cuerpos de los papas. 
Durante la noche del 24 de Agosto del año 846 piratas sarracenos saquearon Roma llegando hasta las Basílicas de San Pedro y San Pablo. A pesar de la feroz resistencia de los soldados que las defendían, ambas iglesias fueron saqueadas, sustraídos sus utensilios litúrgicos y profanados altares, tabernáculos y tumbas. Al año siguiente una nueva flota sarracena intentó nuevamente saquear Roma pero tropas y barcos de otras regiones italianas próximas se concentraron en el puerto de Ostia, lugar donde desemboca el río Tíber y los moros fueron vencidos. Huyeron los supervivientes, pero una fuerte tormenta les mandó a pique sin poder llegar a su lugar de origen.

Tras la intensa visita y ya en la Plaza de San Pedro es casi obligado visitar la Tienda del Vaticano, donde se venden toda clase de objetos religiosos, desde las más finas piezas de oro o plata, hasta libros y recuerdos de todo tipo.
Iniciamos viaje de regreso al barco. Apenas tiempo para una buena ducha y cambio de luck. Esa noche era la llamada "de gala", foto con el capitán y cena especial elegida para la ocasión. En el Teatro, cóctel y presentación de todos los oficiales y mandos de las diferentes secciones que velan por la seguridad y disfrute de los viajeros. Se cierra esta presentación con el saludo del propio capitán y sigue un espectáculo adecuado para una noche tan especial, con todo el elenco de bailarines y grupo de músicos del Sovereign. El barco ya navegaba hacia su siguiente destino: Livorno (Toscana).

RAFAEL FABREGAT

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