31 de julio de 2018

2638- BEIJING. Ciudad subterránea.

Son varios los lugares del mundo donde, en tiempos remotos, se desarrollaron ciudades subterráneas. Un simple ejemplo podrían ser las catacumbas de París o Roma. También en épocas próximas hubo un tiempo en que el posible peligro de guerra nuclear llevó a la gente a tener cierta paranoia y construyó refugios subterráneos al respecto. Es justamente en esta época en la que "nació" la ciudad de Beijing en Dixia Cheng, en China. Se trata de un extenso entramado de túneles subterráneos y de las cámaras o viviendas que allí se ubican. En dicho lugar no hay solo espacio para las personas, sino también para escuelas, hospitales, cines, bares y hasta espacios en los que criar diferentes tipos de alimentos.

La idea inicial de esta construcción y de tantas otras similares, era militar. La de Beijing, construida en la década de 1970, es una de las más importantes ya que cuenta con hasta 90 entradas distribuidas por toda la ciudad de Beijing y suma varios miles de metros cuadrados de superficie total. Para mayor protección, si cabe, muchas de esas entradas al túnel están ubicadas en tiendas, casas particulares o edificios gubernamentales. Al romperse las relaciones entre Mao y la Unión Soviética, las constantes amenazas recibidas por parte rusa aconsejaron a los líderes chinos a construir ciudades que pudieran salvaguardar las vidas de los afines al régimen. 

Afortunadamente tales instalaciones no fueron necesarias y actualmente, a título de curiosidad, están abiertas al turismo. Siguen abiertos sus bares y restaurantes y los espacios pensados para acoger a las familias son actualmente tiendas de todo tipo que dejan importantes beneficios a los miles de visitantes que quieren ver, e incluso imaginar, como hubiera podido ser una vida subterránea y privada de la posibilidad de salir a la superficie durante un largo periodo de tiempo. Está claro que aunque la subsistencia pudiera estar asegurada, el solo hecho de vivir bajo tierra, sin ver la luz del sol, sería muy poco deseable...

RAFAEL FABREGAT

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