21 de marzo de 2018

2581- NUNCA FUIMOS MONOS.

Hemos ido evolucionando, pero nunca fuimos monos. Recientemente se ha descubierto que una antigua raza, los Denisovanos de quizás más de un millón de años de antigüedad, se cruzó con la nuestra hace 450.000 años atrás al Este y Sur de Asia, dejando su huella en el ADN en los humanos actuales de Oceanía. Incluso algunas razas chinas y especialmente la japonesa, tienen un nuevo ADN denisovano procedente de un segundo cruce diferente al de los pueblos de Oceanía. Una raza de la que poco o nada se sabe pero que, al parecer, procedía del sur de Siberia. Este cruce entre los diferentes tipos de homínidos se produciría en Eurasia, haciendo que cohabitaran cuatro especies diferentes: Sapiens, Neandertales, Denisovanos y una cuarta especie todavía sin determinar. Recientes excavaciones y los análisis de ADN confirman que llegaron a tener una ascendencia común, de la que descendemos los humanos actuales. 


Dos molares y una falange de Neandental hembra, encontrada en 2010 en la cueva Denisova de las montañas Altai (Siberia-Rusia), y de 50.000 años de antigüedad, confirma a través del ADN el cruzamiento de varias razas procedentes del Cáucaso.
Hace aproximadamente un millón de años, una especie arcaica de homínidos se separó del resto, pero para entonces ya había dejado hasta un 5,8 de los genomas en la población de Denisovanos. Esta raza humana pervivió hasta hace 50.000 años emparentada con la población moderna del este asiático. La ascendencia denisovana del Este de Asia y la de Oceanía, aunque procedente de una raza común, es singularmente diferente. Lo que está quedando claro es que la raza humana viene de atrás, de muy atrás, cientos de miles de años (quizás millones) más atrás de lo que se cuenta en las más antiguas escrituras...

RAFAEL FABREGAT

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