10 de febrero de 2017

2348- ALIMENTOS, SEGÚN LA EDAD.

No vamos a citar en esta entrada la alimentación adecuada para niños y adolescentes pues, como todos sabemos, a ellos todo les va bien siempre que no se abuse en exceso. Comidas perfectamente equilibradas y nunca fundamentadas en preferencias personales. Por supuesto nunca deben faltar los cereales, las legumbres, las hortalizas, la fruta y las proteínas animales, traducidas en carnes y pescados. Al respecto cabe señalar que muchos niños y jóvenes tienen poco gusto por el pescado, pero hay que comerlo. También bocadillos variados, ¿por qué no?. En cuanto a las cantidades, no hay restricciones específicas para una etapa en la que se desarrollan todos los mecanismos de su vida como adultos. Comer pues la cantidad que les apetezca, pero de forma variada y sin excesos.

La etapa de adultos, que podríamos fijar entre los 20 y 60 años, ya es otra cosa pues, dependiendo mucho del trabajo y actividad del individuo, se necesitará una mayor o menor aportación de alimentos que cubran todas las necesidades del organismo y prevengan la aparición de enfermedades, tanto por exceso como por defecto. En esta etapa de nuestra vida las cantidades son muy importantes y las principales enfermedades, casi siempre por exceso, serían de tipo cardiovascular, obesidad y diabetes, entre otras. Por defecto, uno de los mayores problemas, especialmente para las mujeres, es la osteoporosis. Cuando la persona llega a los 60 años las necesidades de energía disminuyen notablemente al disminuir también la actividad física, bien sea por cansancio o por alguna patología propia de la edad. 

Disminuye entonces el consumo de carbohidratos, aunque todo depende de las costumbres de cada cual, ya que a los 60 años la necesidad de nutrientes sigue siendo casi la misma, lo que suele complementarse con algún aporte farmacológico de vitaminas o calcio. Ya con 70 años cumplidos, empieza una etapa en la que ciertos individuos presentan una cierta vulnerabilidad, ya que suele disminuir el apetito por fallos en el sistema gastrointestinal y el sentido del gusto y olfato, además de problemas para masticar, unidos a la disminución de enzimas digestivas y salivares. De todas formas, si hay buena salud, no hay motivo alguno de preocupación ya que la naturaleza es muy sabia y el propio individuo sabe perfectamente, sin que nadie se lo diga, lo que le sienta bien o mal y la cantidad que debe comer.

Nada de excesos a partir de los 70 pero, ¿quien los hace?. Sin apenas gasto de calorías, decirle a un viejo que no abuse de comidas o bebidas es una solemne tontería pues nadie lo hace. Para esta gente el único consejo que se les puede dar es que no olviden comer ensaladas, fruta y alimentos ricos en fibra, para evitar el estreñimiento; que procuren comer la fruta fuera de las comidas para evitar indigestiones y flatulencias; que eviten el exceso de condimentos y salsas que puedan crear problemas en el aparato digestivo y por último que beban, con sed o sin ella y también fuera de las comidas. Lo ideal es media hora antes de comer o una hora después de hacerlo. Lo que se pretende con esta medida es no mezclar los sólidos con los líquidos, a fin de evitar problemas de digestión. Por supuesto nada de grasas saturadas, poca sal y nada de azúcar refinado. ¡Salud para todos!.

RAFAEL FABREGAT

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