8 de enero de 2017

2315- LA CEGUERA EN EL AMOR.

La ceguera en el amor es algo tan fuerte y sublime que uno es capaz de convertirse en criminal sin tener remordimiento alguno. No lo digo yo, lo decía Sigmund Freud y no se equivocaba. Lo hemos visto en películas, lo hemos leído en novelas y los que ya peinamos canas lo hemos disfrutado y sufrido en nuestras carnes y en nuestra alma. Son las cosas del querer -decimos en España- ...'o del amor', en otras partes del mundo.
Una palabra mil veces repetida se convierte en realidad aunque no lo sea y llega a fijarse en los corazones de quienes la escuchan. Es la mayor debilidad del ser humano que, por muchas causas y especialmente en el amor, pierde el sentido y no sabe discernir entre la verdad y la mentira. Así es el amor, de bonito y peligroso. ¿Cuantas veces se ha dicho que el amor es ciego?. Pues bien, no es cierto. 

Más bien al contrario, el amor agudiza la visión, hasta el punto de que es capaz de hacerte ver belleza donde otros solo ven fealdad. Y eso es porque siempre tenemos prisa... Queremos pasar tan rápidos por la vida que no vemos ni la mitad de las bellezas que el camino esconde. Desde el punto de vista familiar los hijos viven vidas diferentes a la sus padres, pero cuando hay amor hasta el hijo, normalmente egoísta, es capaz de apreciar esas arrugas que han deformado aquellos ojos otrora alegres, que se han dejado la tersura en su lucha por allanar en lo posible el camino de los hijos. También los defectos de los hijos se ven suavizados por la opinión de los padres, siempre protectores. Esa es la ceguera en el amor. Porque hay muchas clases de amor y la de padres a hijos es solo una de ellas. Muy borrosa en el caso de hijos a padres, pero son las cosas de la vida.

En la pareja, la ceguera en el amor es la culpable de que el que mira desde fuera vea imposible el amor entre personas que parecen, a ojo del observador, totalmente diferentes e incompatibles. 
Ella tan fea, él tan pobre y miserable -piensan los de fuera...
Pero uno y otro han visto bellezas escondidas en su pareja que les animan a unirse de por vida con esa persona. 
Ante eso, la afirmación de que el amor es ciego pierde validez, ya que es justamente el amor el que te hace ver virtudes donde otros solo ven defectos. Más bien al contrario, la verdadera ceguera se presenta cuando no hay amor, pues es entonces cuando la virtud se convierte en defecto. ¿Acaso esa visión es más real?. Seguramente no. También en el desamor está presente la ceguera, una ceguera más perversa que nos impide incluso conocer la felicidad, la que siempre acompaña al amor. El engañado siempre es el último en enterarse, porque el que ama de verdad jamás puede pensar que su pareja piensa de forma completamente distinta. 

Es la ventaja que tiene el taimado, que juega sus cartas aprovechándose de la ignorancia de su interlocutor. Lo que a los ojos de los demás es claro y meridiano, para el engañado es totalmente inconcebible.
- Qué he hecho yo para merecer esto? -es la pregunta que se hace. Pero no hay respuesta alguna para la mezquindad. Es la respuesta humana frente al desamor. Ante semejantes casos solo el olvido es aconsejable, siempre y cuando éste pueda aplicarse. De nada sirve romperse la cabeza buscando una explicación a algo que no la tiene.¿Qué razón puede haber para que encuentres a un desconocido en tu cama, retozando con tu mujer?. Ninguna sin duda. Son cosas sin explicación, que pueden tocarle a cualquiera. ¿Puede el amor anular el sentido común de una persona?. Pues bien, por extraño que pueda parecer, la respuesta es que sí. Cuanto estás en la fase de que todo en esa persona te maravilla y esos sentimientos parecen ser correspondidos de igual manera, existe una comunión entre ambos donde todo es posible. 

Para tu pareja puede ser una relación ficticia pero si tu estás enamorado y él es un artista, tienes las de perder. Son las consecuencias de la ceguera en el amor, un estado en el que eres incapaz de sopesar la realidad entre la verdad y la mentira, entre el amor y la burla. Esto suele suceder también porque el enamorado siempre tiene prisa. Sí amigos, prisa por conseguir unos frutos que algunas veces pueden ser indigestos. Habría que actuar de forma más fría y sosegada, sopesar los pros y los contras antes de empezar una relación pero, claro, eso no sería amor. El amor es la entrega total y absoluta hacia la otra persona, sin seguros ni garantías. El amor es locura, casi siempre irracional, una chispa que surge no se sabe cuando ni por qué. 

Habríamos de asegurarnos de que esa otra persona se entrega de igual manera, pero desgraciadamente eso no es siempre así y no hay tiempo para averiguaciones. No es verdad lo de la ceguera en el amor, más bien sucede que el amor produce ceguera. No, no es lo mismo. No hay pérdida de vista, pero sí de percepción de la realidad. Bendita ceguera, que cura todos nuestros males pero nos produce desazón. Amar es entregarse, renunciar a lo propio y no esperar nada a cambio. Para amar hace falta un aprendizaje, pues son muchas las fases... Es la atracción física, la pasión arrolladora... pero no puede faltar la comunicación y la comprensión, pues defectos tenemos todos y solo el amor puede con ellos.  

RAFAEL FABREGAT

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