30 de noviembre de 2016

2274- EL PAÍS DE LA FELICIDAD.

Bueno, bueno... En primer lugar decir que no sé yo, cómo se puede medir la felicidad. ¿Acaso han inventado un medidor al respecto y yo sin enterarme?. En fin, en esto como en todo hay opiniones muy diferentes y según a quien le preguntes te dirá una u otra cosa. De todas formas parece ser que, a la hora de valorar pros y contras se han tenido en cuenta una serie de valores como pueden ser el estado anímico de la población, el poder adquisitivo, la esperanza de vida, el apoyo social que reciben los mayores y los más necesitados, la libertad de expresión y toma de decisiones, la generosidad y tolerancia de la población, la corrupción política del país, el orden social, etc., etc. En fin, todo aquello que puede alegrarte o ponerte de mala leche.

Repito que la respuesta depende de a quien le preguntes, pero se cree que el pequeño país de Bután encabeza el listado de la Felicidad. A quien poco tiene, cualquier cosa que reciba le parece un hecho extraordinario. Como ya sabrán Bután es un pequeño país asiático escondido entre las montañas de la cordillera del Himalaya y rodeado por la India y China. ¿Qué puede haber allí para dar felicidad a sus habitantes?. Pues lo dicho, que quien a nada aspira nada le falta. Las gentes del Reino de Bután, poco más de 750.000 habitantes, son budistas, creyentes y practicantes que solo aspiran agradar a su Dios buscando refugio espiritual, lograr el sublime estado de Nirvana mediante el camino de las Nobles Verdades.

Qué envidia Dios mío... y que desgracia la de los que nacemos escépticos por naturaleza. Ellos así, sin buscarlo, se liberan del ciclo del sufrimiento y del renacimiento y ya jovencitos se meten en el estado de Buda o Cuerpo del Arco Iris. Así, sin más, como quien no quiere la cosa... Y nosotros, mientras tanto, que si el recibo de la luz, el del agua, la contribución urbana y, como te descuides, alguna multa por exceso de velocidad o por aparcamiento incorrecto. No amigos, no hay derecho. Unos tanto y otros tan poco... Mientras en occidente se aprende de muy niño que el mundo es una selva y que hay que ir con tres pares de ojos por la vida para que no te den gato por liebre allí, más pronto que tarde, se aprende 'el Nirvana', o sea, los problemas del sufrimiento y las formas de evitarlo.

La flor de loto es para ellos la representación del Nirvana, la perfección hecha flor. Nada, que nos dan sopas con honda. Cuando nosotros vamos... ellos ya vuelven. Mientras a nosotros nos suena el despertador y todo son carreras por la casa, por la calle y por el trabajo ellos...
- Mmmmmmmm....
- Mmmmmmmm....
Claro, así no se puede. Me pregunto que podríamos hacer al respecto. Pues nada. A cada cual, según donde nace, le toca lo que le toca. A unos la tranquilidad y a otros las prisas y la desesperación. Alguno podrá decir que a nadie se le prohíbe hacerse budista, Ya, ya, pero para esas cosas hay que nacer. Cuando uno madruga y aún así pierde el autobús, no vas a decirle que se haga budista, no sea cosa que te dé un sopapo y te mande a la mierda... Paciencia, que aquellas gentes dicen que 'es la madre de la ciencia' ¡y tienen más razón que un Santo!.

Pues eso amigos. Bután uno de los países del mundo donde la gente es más feliz, o eso dicen. Tanto debe ser así que la gente del mundo esta loca por alcanzar también esa misma felicidad y hay cola para encontrar billetes de avión que les acerquen a ese destino paradisíaco. El interés por conocer esta cultura budista ha aumentado en poco tiempo en más de un 700%. El caso es que el acceso está muy limitado. Ya no hay habitaciones en hoteles de cuatro y cinco estrellas y tan solo disponen de un reducido número de esterillas en salas comunes de albergues y monasterios sin climatizar. Yo, claro, con ese plan no sé si me voy a animar, pues soy muy friolero y a la más mínima la garganta se me irrita. Y si con la voz clara no se me entiende, imaginen cuando tengo ronquera. ¡A ver si con unos vapores de eucalipto...!

RAFAEL FABREGAT

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