19 de febrero de 2016

2019- EL HOMO FLORESIENSIS.

El año 2003, en una cueva explorada en la isla indonesia de Flores, se encontraron los restos de un homínido con rasgos radicalmente distintos del 'Homo erectus' y del 'Australopitecus'. 
Los investigadores, dejándose llevar por el entusiasmo del momento, creyeron haber encontrado una raza distinta del género 'Homo' pero nada más lejos de la realidad. El llamado 'hombre de Flores' no era una nueva especie de homínido, extinto 12.000 años atrás como se pensaba, sino que la explicación era mucho más sencilla. La mediciones iniciales del hallazgo no se habían realizado con la precisión necesaria. 

Una nueva medición más exacta del cráneo encontrado determinó que el cerebro presentaba una capacidad de 430 mililitros, una característica inusual pero no suficiente como para pensar que se tratara de una raza diferente. Investigadores japoneses determinaron que podía tratarse de un 'Homo erectus' que redujo progresivamente su capacidad para adaptar sus necesidades a los escasos recursos de la zona. El pequeño tamaño del cuerpo y escasa capacidad craneal daba pie a esta teoría, puesto que los restos encontrados eran poco mayores que los de un simple chimpancé. Sin embargo, para muchos, esta explicación no acababa de satisfacer. Finalmente los últimos análisis realizados y el hecho de haber encontrado en el mismo lugar restos de otros individuos de las mismas características, han dado con la explicación. 

El 'hombre de Flores', desaparecido unos 12.000 años atrás, era coetáneo del ser humano actual y descendiente por tanto del 'Homo sapiens'. Efectivamente eran menores de tamaño, poco más de un metro y 30 Kg. de peso, pero con inteligencia similar a la nuestra. La teoría de una nueva especie quedaba anulada y determinado que se trataba simplemente que el individuo estudiado había padecido el síndrome de Down. El aspecto más notable del hallazgo ha sido el determinar que esta especie del 'hombre de Flores' sobrevivió hasta 12.000 años atrás, lo que lo convierte en el homínido más longevo que se conoce puesto que los neandertales, anterior eslabón de la cadena, desaparecieron hace más 30.000 años atrás. 

Los investigadores han llegado a la conclusión de que el 'hombre de Flores' era una especie enana que coexistió con los humanos actuales y que una posible erupción volcánica fuera la causa de su desaparición. Así lo confirman los análisis de geología local llevados a cabo. Antiguas leyendas de los lugareños hablan de una raza de pequeños cavernícolas de pelo largo, rostro simiesco y lenguaje pobre que habitaban la isla en tiempos remotos. Sea como fuere, los últimos estudios de los huesos encontrados determinan que se trata de una hembra con síndrome de Down, de 1,05 m. de altura y 25 Kg. de peso. El hallazgo de otros restos de parecida naturaleza señalan que se trata de una especie de pigmeos, debido a posibles deficiencias nutritivas propias del entorno en el que vivían. No se trata pues de una especie distinta, como se había propuesto en principio, sino una subespecie aclimatada a un territorio aislado y concreto. El 'Homo Florensis' es pues un antecesor nuestro, pero de un tamaño muy inferior. Lo que en lenguaje coloquial podríamos llamar un enano. 

En la misma cueva se encontraron armas y herramientas de tamaño adecuado a la estatura de estos personajes, datadas entre 90.000 y 13.000 años de antigüedad. La isla de Flores, a mitad de camino entre Asia y Australia, es un lugar aislado en el que muchos de los animales que la habitan han evolucionado a tamaños muy inferiores a lo que es habitual. Respalda esta hipótesis el hecho de que se hayan encontrado incluso elefantes enanos. Sea como fuera el 'Homo Floresiensis' sigue siendo el descubrimiento antropológico más importante de la historia reciente.

RAFAEL FABREGAT

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