22 de noviembre de 2015

1942- MÚSICA DE TROMPETA.

Cuando un verdadero enamorado de las setas, os diga que no quiere buscar más, no le creáis. Es como el cazador que dice querer colgar la escopeta, porque ha fallado a una perdiz parada a 20 metros; como el aficionado al fútbol que asegura no querer ver nunca más un partido, porque "su" Real Madrid ha perdido "el clásico" en su campo por 0-4. No, no. No es que yo quiera decir que toda la gente que tenga algún tipo de hobby sea un mentiroso. No se trata de eso. Cuando alguien que sea un verdadero aficionado a determinada cosa, os diga que ha roto literalmente con ella, es porque no le han salido las cosas como esperaba pero, si puede, volverá. Imagino que será algo así como la droga, vicio de infelices que no saben vivir sin ella. En fin, algo así. Entre físico y mental, pero siempre irrenunciable.

Ya he dicho varias veces este año que no volvería a buscar setas... Porque ya tenía el arcón-congelador a tope, porque mi mujer ya quería tirármelas pues no sabía donde ponerlas, porque ni amigos ni familiares querían más... ¡Todo pamplinas!. No es que yo sea un mentiroso, ¡válgame Dios!. Todo lo dicho anteriormente es rigurosamente cierto pero, ¿dejar de cogerlas, a sabiendas de que el bosque está lleno de ellas?. Porque, al menos en mi caso, ya no se trata de ir a buscarlas puesto que sé perfectamente donde están. Simplemente es ir a cogerlas, a cientos, a miles... ¿exagerado?. No amigos, es tan solo una cuestión de matices, porque estoy seguro de que vosotros estaréis pensando en níscalos, boletus, etc. y yo hablo (hoy) de trompetas o Cantharellus Lutescens.

Como ya os conté en entradas anteriores, la temporada de los boletus y de los níscalos 2015 acabó para mí semanas atrás, como también os conté que me quedaban dos capítulos por escribir para cerrar la campaña de forma definitiva: trompeta amarilla y lengua de vaca. Estoy en el primero de esos capítulos y no creo que pueda escribir el segundo. En los muchos años que llevo vividos, jamás vi nada igual por estas latitudes. En un recorrido de cien metros de distancia, por uno y medio de ancho y empezando a dos brazas de las ruedas del coche, llevo recogidas ¡once cestas!. Allí me pillaron ayer las primeras gotas del frente frío y también el posterior viento helado que nos anunciaba la televisión la noche del pasado jueves. No se trata pues de buscar, sino de coger y limpiar.

Ir al monte, llenar la cesta y volver a casa me cuesta una hora escasa, pero después hay otra hora larga para dejarlas bien limpitas, secarlas un poco y embolsarlas. Como los aficionados ya saben, la trompeta o camagroc es una seta muy pequeña y en una cesta... ¡igual caben más de mil!. No lo se. No se me ha ocurrido contarlas, pero muchas. Depende naturalmente de su tamaño. No suelo seleccionarlas, sino que voy cogiendo a tajo y por tanto en tamaños muy diferentes. Pero, ahora sí, estamos a tope y no podemos volver a buscar más. Sin duda tenemos setas para todo el año. La última vez que cerré el arcón-congelador hube de hacerlo de golpe puesto que las bolsas de trompetas sobresalían por encima del nivel de la caja. Afortunadamente esta seta es dócil al respecto.

Mi mujer me ha permitido llenar una de las cajas del "combi" de la cocina, pero solo una. Son diez bolsitas las que caben, también con una cierta presión. Han quedado en el monte cientos de miles de trompetas amarillas, de la misma manera que quedó pendiente un último repaso a las setas de cardo en los campos que suelo buscar y muy especialmente unos puñados de lengua de vaca, que siempre salen en el mismo lugar y que no descarto ir a por ellas una mañana de domingo que no tenga mejor cosa que hacer. Por supuesto, con los fuertes y fríos vientos que está haciendo las trompetas que quedaron en el monte estarán heladas y (lo que es peor) secas por los vientos del norte. Eso queda pues descartado, aún en el caso de que tuviera donde ponerlas, que no es así. 

Doy pues por finalizada la campaña micológica 2015. 
- ¿Será verdad y efectivamente el amigo Condill ya no contará más "batallitas seteras" hasta el próximo año? -se preguntan mis lectores.
Pues creo que sí, pero tampoco pondría la mano en el fuego. Como he dicho al comienzo de esta entrada, de lo que cuenten seteros y cazadores no hay que creerse nada que no hayas visto y, aún viéndolo, tan solo la mitad. Especialmente en lo que concierne a sus (falsas) promesas de que no reincidirán en la búsqueda o en la caza.
Anoche, primera vez del presente otoño, encendimos la chimenea. Las chuletas a la brasa, con patatas de Mosqueruela a la doble cocción, estaban... Mmmmmmmmmmm. :-) 
Un abrazo a todos y feliz domingo.

RAFAEL FABREGAT

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