22 de julio de 2015

1835- LAS MINAS DE WIELICZKA.

Casi 300 Km. de longitud, 327 metros de profundidad, 3.000 salas llenas de arte y hasta un restaurante self service para atender cualquier necesidad de los miles de visitantes a esta especial mina de salHace 13 millones de años, en el Mioceno Medio, se formaron estos inmensos depósitos de sal que hoy constituyen la mina de Wieliczka, en Polonia, a tan solo 14 Km. de Cracovia. La mina fue establecida en el siglo XIII, fecha en la que ya se construyeron los primeros pozos para la extracción de sal gema. Desde entonces se han extraído 7,5 millones de metros cúbicos, que se dice pronto.

De todas formas existe un documento del legado papal Egidio del siglo XII que confirma el privilegio de uso gratuito de la sal de las salinas Magnum (Wieliczka) al monasterio benedictino situado sobre una colina a 21 Km. de la mina. Tiempo atrás, no hace tanto, de esta mina salía el 30% de los ingresos de Polonia. Una mina en la que sus trabajadores cobraban en especie y que, naturalmente, no tenían problema alguno en convertir en dinero cuando el precio se les acomodaba. Esta mina ha venido explotándose como tal durante más de 800 años. Hoy las cosas han cambiado puesto que ningún médico aconseja el uso de la sal. 

De todas formas parece ser que entre los miles de trabajadores de esta grandiosa mina, había muchos artistas y en sus profundidades dejaron importantes huellas de su buen hacer. Sus auténticas obras de arte han sido declaradas con toda justicia Patrimonio de la Humanidad. Actualmente la antigua mina de sal se ha convertido en visita obligada para todos los que viajan por las proximidades, sin contar los miles de turistas que viajan ex-profeso para ver las maravillas que hay en su interior. Un estrecho pozo vertical te introduce en el interior de la mina y posteriormente decenas de galerías muestran al visitante sus múltiples puntos de interés. Naturalmente la visita es siempre acompañada por guías que te muestran las muchas singularidades de este lugar sin igual.

La visita turística "solo" incluye los tres primeros niveles y hasta una profundidad de 135 metros. Nada que ver con las minas de otro tipo. En las minas de sal y muy especialmente en ésta solo se respira aire limpio, extraordinariamente puro puesto que la sal es un poderoso conservante que absorbe la humedad y mata las bacterias. En un lugar así un muerto se mantendría incorrupto por los siglos de los siglos. En el tercer nivel de la mina hay un sanatorio para enfermedades respiratorias y donde determinados pacientes pueden pasar una temporada a voluntad. Todo lo allí observado está fuera de lo común y el visitante sale de una sorpresa para caer en otra.  

Pronto las esculturas de todo tipo despiertan el interés del turista curioso, que se pregunta el por qué de su presencia en tan extraño lugar. Por lo que cuentan, estos trabajos los hacían los mineros como agradecimiento por diferentes hechos como salvar su vida en algún posible derrumbe. Con los siglos la mina fue convirtiéndose en un auténtico museo de arte sacro, amén de otros personajes políticos benefactores de los mineros en determinado momento de la historia local. Algunas salas son de dimensiones tan espectaculares que se alquilan para celebrar fiestas multitudinarias e incluso eventos deportivos. No faltan tampoco, durante el recorrido, pequeños lagos de aguas impolutas. 

La mina cerró como tal en 1996 y en este momento se extrae alguna cantidad por otros procedimientos... En determinada parte de la mina se introducen 400 litros de agua por minuto que queda estancada en diferentes depósitos naturales para que se impregne del mineral. Pasado el tiempo necesario se extrae esa especie de salmuera como en las minas tradicionales. Los visitantes quedan extasiados a cada paso por el interior de la mina. La última sorpresa es llegar a una de las salas, ahora convertida en restaurante en el que se degusta un buen vino, una extraordinaria ensalada con parmesano y un chueltón de buey sazonado con la misma sal que ha cautivado al curioso turista. 
Mmmm... ¡Delicioso!.

RAFAEL FABREGAT

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