26 de febrero de 2015

1675- LAS 1000 MUJERES DE SALOMÓN.

A nadie puede extrañarnos que un rey de la talla de Salomón tuviera decenas de esposas y concubinas. Otros reyes de menor categoría las tuvieron. La Biblia nos cuenta que a Salomón, como a cualquier macho bien alimentado y poco trabajado, le gustaban mucho las mujeres, pero que fueran 1000 y de ellas 700 princesas ya es harina de otro costal. Se sabe, eso sí, que su primera esposa fue Naamah, hija del faraón Siamón, sexto de la XXI dinastía del Antiguo Egipto. (Reyes 9:15-17). Contraviniendo la Ley (Deut 7:3,4) tuvo 700 esposas reinas y 300 concubinas (Reyes 11:3) que le desviaron el corazón. Desde luego el caso no era para menos. A muchos, ¡con una sola ya se nos va la cabeza...!

Salomón, hijo de David y tercero de la dinastía, reinó sobre un extenso reino (Israel y Judá) que abarcaba desde Egipto a Mesopotamia. Lo hizo durante 37 años, posiblemente entre 965 y 928 a.C., construyéndose durante su reinado el Templo de Jesusalén. Sin embargo parece ser que hizo poco caso a los consejos de Yahvé que, refiriéndose a las mujeres extranjeras (hihitas, moabitas, sidonias, amonitas, edomitas, etc.) díjoles a todos los israelitas: "No os unáis a ellas ni ellas a vosotros porque os desviarán el corazón a fin de que adoréis a sus dioses". Pues bien, Salomón se hizo el sordo e incrementó su haren, tomándolas para sí y convirtiendo su palacio en la más dulce de las cárceles.

Tal como le advirtió el Hacedor, con los años fue pervertido por sus mujeres y siguió a Moloc, dios de los amonitas; a Astarté, diosa de los sidonios, a Quemós, dios de los moabitas, etc. Del mismo modo fue permisivo con sus cientos de esposas extranjeras, en contra de las órdenes dadas por el Creador. Naturalmente el Señor se enojó, porque Dios... "de les coses del píu s'enriu" pero, si le faltas al respeto... "Ya que no has cumplido los preceptos, ni aplicado los decretos ordenados, te quitaré el reino y se lo daré a uno de tus siervos. Sin embargo, en consideración a tu padre David, no lo haré mientras vivas, sino arrancándolo de las manos de tu hijo, a quien solo le dejaré una de las tribus".

Disfrutando de los placeres terrenales y muy especialmente de los carnales, Salomón había olvidado por completo los preceptos del Señor su Dios, aquel que tantas veces le inculcara su padre el rey David. Allá en lo alto del monte de los olivos, construyó un santuario pagano para el dios Quemos y otro para Moloc, a fin de que sus esposas tuvieran un lugar para quemar incienso y adoraran a sus dioses ofreciéndoles sacrificios. Inducido por sus esposas extranjeras cayó en la idolatría y en el materialismo. Se activó el comercio de oro y esclavos y rearmó ejércitos con carros de guerra. Los profetas tenían claro que priorizar las riquezas sobre las leyes divinas traerían la división del reino, como así fue.

Arrepentido, cuando ya no tenía remedio, escribió el Libro de Eclesiastés. En ese compendio de sabiduría Salomón aconseja a sus lectores que no sigan su ejemplo. Cuenta que su vida acabó moviéndose por los caminos de la vanidad y el materialismo. Que estas actitudes no son necesarias ni aconsejables para vivir mejor y mucho menos para estar a bien con Dios. También dice en ese libro que su vida fue perversa, por no haber escuchado la palabra de Dios. Salomón escribió este libro como testimonio y ejemplo de que en este mundo nada es duradero, de todo lo que no hay que hacer. Pero, claro, eso es muy fácil decirlo cuando uno está llegando al final del camino. Cuando daba satisfacción a sus muchas esposas y a sí mismo, no opinaba lo mismo...  

RAFAEL FABREGAT



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